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Los octavos tendrán que esperar

Celtic FC - FC Barcelona 2-1
El Barcelona cayó en Escocia ante un voluntarioso y ordenado Celtic que se confirma en la segunda plaza del Grupo G.

Los octavos tendrán que esperar
Los octavos tendrán que esperar ©UEFA.com

El FC Barcelona no pudo certificar su clasificación para los octavos de final de la UEFA Champions League después de caer por 2-1 en el estadio del Celtic FC. Los azulgranas tuvieron el mando del encuentro y dispusieron de ocasiones, pero en esta ocasión no cuajó la remontada y el Celtic se llevó los tres puntos gracias a su despliegue físico y a una efectividad digna de elogio.

Si algo ha quedado claro tras este doble enfrentamiento entre Barcelona y Celtic es que el equipo escocés tiene las ideas muy claras, juega sin complejos y con un repliegue que casi le alcanza para derrotar al Barcelona por partida doble. Tal y como sucedió hace dos semanas en la Ciudad Condal, el Celtic se puso por delante con una jugada a balón parado y juntó al máximo las líneas, reculando hasta dentro de su propia área. Con este panorama el Barcelona gobernó el partido y movió el balón con criterio, pero no encontró el camino a la portería en el primer tiempo y sólo la madera le alejó del empate.

No comenzó mal el partido para los intereses azulgranas. Fiel al guión tradicional, los azulgranas comenzar a tejer su juego y soltaron dos avisos en los primeros diez minutos con rápidas combinaciones en el balcón del área. El partido se convirtió en un ejercicio de paciencia, más todavía cuando Victor Wanyama saltó por encima de la zaga azulgrana para dibujar un testarazo que besó la red en el 21'. Fue el único acercamiento local en el primer tiempo, un tanto que reafirmaba al Celtic en su planteamiento conservador.

Con Andrés Iniesta y Xavi Hernández al mando, el Barcelona apretó hasta el descanso con sus mejores momentos del primer tiempo, tanto por juego como por ocasiones. Jordi Alba fue un puñal por el costado izquierdo mientras Lionel Messi y Alexis Sánchez trazaron diagonales con la intención de generar un desequilibrio defensivo, una rendija en el muro escocés. La primera llegó en el 29', cuando Messi soltó un rápido zapatazo desde el punto de penalti que rozó el larguero. La segunda llegó con un centro lateral de Dani Alves que Alexis Sánchez estrelló en el palo.

Arrancó la segunda parte sin novedad en el frente, con el Barcelona moviendo el balón de banda a banda. Pedro Rodríguez lo intentó de cabeza, y poco después Fraser Forster tuvo oportunidad de lucirse con un buen disparo de Messi. Había llegado el turno del portero inglés, que en el 60' salió con decisión para tapar el disparo de un Alexis Sánchez enfadado de cara a portería. Tito Vilanova no tardó en mover el banquillo e introdujo al renacido David Villa, al recuperado Gerard Piqué y a Cesc Fábregas, cuyos años en la Premier League podían favorecer al Barcelona ante el fútbol de contacto escocés.

Pero los minutos corrían y la figura de Forster se hacía inmensa en la portería. Por unas razones o por otras parecía imposible que el Barça alcanzase unas tablas que certificaban su clasificación para los octavos de final. Lo intentó por fuera y por dentro, con largas combinaciones o disparos lejanos, pero todo parecía escrito para una gran noche blanca y verde, los colores de este histórico club escocés. Algo que quedó claro a falta de siete minutos, cuando el Celtic castigó la indolencia azulgrana con un otro gol en su segundo acercamiento, obra de Tony Watt. Messi marcó en el tiempo de descuento para completar el 2-1 final. Los octavos tendrán que esperar una jornada más.