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Los nuevos dioses del Olimpo

La victoria por 1-0 de Grecia en la final de la UEFA EURO 2004™ contra Portugal provocó la euforia del país la pasada noche y en la prensa griega esta mañana.

La victoria por 1-0 de Grecia en la final de la UEFA EURO 2004™ contra Portugal provocó la euforia del país la pasada noche y en la prensa griega esta mañana. Sin embargo, para un país anfitrión que había puesto tanta ilusión en la organización de un gran torneo, es un día para la reflexión y para asumir lo que no ha podido ser. euro2004.com recoge las reacciones de la prensa. 

El Olimpo tiene nuevos dioses griegos. Ahora se derriban los muros para recibir a los héroes en casa. Un país entero está en pie y espera la llegada de los hombres que se han dejado la piel por la selección nacional. El cuento de hadas más dulce de nuestras vidas ha tenido el mejor de los finales. El viaje de la cenicienta comenzó el 12 de junio y ha culminado de la mejor manera. En Lisboa, la capital de los favoritos, los de Rehhagel han conseguido lo imposible: vencer a Luís Figo y compañía por segunda vez. (Sportime)

Un auténtico milagro. ¿Puede creerlo? Lea nuestros labios, impregnados en champán y dulce vino griego: ¡Grecia es campeona de Europa! Han abolido las reglas del fútbol, el deporte, la sociedad, la gravedad y la lógica. Para nuestro país y oprimido fútbol, la noche de ayer fue como el Año Nuevo y la Pascua al mismo tiempo. (Eleftherotypia)

La victoria de Grecia en la EURO 2004 se recordará siempre como el triunfo de la efectividad sobre el entretenimiento. La victoria de la araña que enreda a su rival en su red con el fin de aniquilarla. Y esto no es bueno para el fútbol. Sin embargo, hay que reconocer que Portugal nunca fue capaz de resolver las dificultades con las que se encontraron en el partido inaugural; sencillamente no tuvieron ni la inspiración ni el valor necesarios. Nos quedamos con el consuelo de que Francia o la República Checa tampoco los tuvieron. (A Bola)

Una cuarta parte del estadio se volvió loca de alegría y la selección griega se mereció los aplausos de la abatida afición portuguesa. Portugal perdió una oportunidad única y Eusébio lloró una vez más, como hizo hace 38 años en 1966. Scolari sólo tenía dos años cuando Brasil perdió en la final de la Copa del Mundo FIFA de 1950 ante Uruguay en Maracanã. Brasil nunca se olvidará del uruguayo Gigghia, y los portugueses siempre se acordarán del griego Charisteas. (Público)

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