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Messi mantiene la calma

Dejando de lado todas las preguntas sobre su comparación con Maradona, el internacional está disfrutando de una espectacular temporada con el Barça.

Messi mantiene la calma
Messi mantiene la calma ©Getty Images

Con la explosión de su talento, su maduración natural y su felicidad por estar en una relación a largo plazo, Lionel Messi ha crecido notablemente con una mayor tranquilidad, un mejor humor y con una relación más abierta con los medios de comunicación.

Pero una pregunta en particular todavía hace dudar al diminuto jugador, a la vez que enfría el ambiente y marca el inicio de la cuenta atrás para que el delantero del FC Barcelona se levante y abandone la habitación. Si el entrevistador no es lo suficientemente inteligente como para intentar atraer al jugador de 22 años hacia el tedioso debate sobre si él o Diego Maradona es el mejor futbolista o el más grande de la historia, se asegurará un regate verbal seguido por un par de tacones. Los defensas sufren lo mismo cada semana.

Sin embargo, la evidencia objetiva está empezando a dar cuenta de que en un aspecto fundamental Messi es mejor que Maradona, en el temperamento. Sí, el prodigio ha demostrado indicios de tener su temperamento, incluyendo una tarjeta roja a los 90 segundos de su debut internacional hace cinco años, pero también de poder dominar esos impulsos.

"Algo en lo profundo de mi carácter me permite recibir los golpes y seguir adelante intentando ganar. Siempre he tenido esta capacidad de levantarme y seguir adelante", dijo el número 10 azulgrana a UEFA.com. Si el conseguir superar su déficit de hormona de crecimiento fue el desafío más duro para Messi, no perder la cabeza debe representar una constante prueba de voluntad para un jugador que recibe una falta cada 30 minutos en la Liga y en la UEFA Champions League esta temporada, con un total de 94 faltas recibidas en 37 partidos hasta principios de abril.

En ese período, se mostraron 27 tarjetas amarillas a los jugadores que lo detuvieron ilegalmente, mientras la fuerza imparable continuaba chocando contra objetos inmóviles. Aunque Messi tiene la autodisciplina como para evitar represalias, a nivel de clubes promedia una amonestación cada diez encuentros, y las estadísticas muestran que comete menos de una falta por partido.

"Descubrí hace mucho tiempo que el hecho de que la gente intente derribarte o hacerte una falta tiene que ver con mi manera de jugar. Al comienzo de un partido, cuando aún no he calentado completamente, duele un poco más. Pero cuando el partido se encuentra en pleno desarrollo, estás tan concentrado en ganar que por lo general apenas te das cuenta de lo que ha sucedido", dijo el internacional argentino.

Aquellos que han seguido su carrera desde sus días en el Barcelona B percibirán con más intensidad la confianza creciente y la madurez de Messi. Recordarán la decepción del delantero después de que se le negara un lugar en el equipo de Frank Rijkaard para la final de la UEFA Champions League 2006 contra el Arsenal FC, cuando el propio jugador creía que ya se había recuperado de una lesión. Después del triunfo azulgrana, el adolescente se negó a celebrarlo con el equipo y con el trofeo en el terreno de juego en París.

Sin embargo, Messi está cansado del tema, según dijo a UEFA.com: "Fue un error. Tuve un impulso, pero he aprendido que hay que aprovechar el momento". Así que cuando llegó la siguiente ocasión, en mayo pasado en la final contra el Manchester United FC, Messi hizo justamente eso, no sólo poniendo fin a su récord de no haber marcado un gol oficial ante un equipo inglés, sino que además consiguió anotar el segundo tanto en el partido decisivo en Roma.

Luego está el enorme aumento de la autoconfianza de un joven tan tímido que Cesc Fàbregas a menudo bromea diciendo, "pensamos que era mudo". Fundamental en el éxito del Barça en la consecución del título español en el Camp Nou al final de la temporada pasada, Messi utilizó su tiempo delante del micrófono para recordar a la audiencia de 98.000 personas los problemas sufridos por su compatriota Gabriel Milito. Su voz era alta y fuerte, en un mensaje de madurez.

Su actuación ante el micrófono a su regreso al mismo estadio con el trofeo de la UEFA Champions League fue un poco más temblorosa, tras un largo y sediento día en el autobús descapotable por Barcelona. Las imágenes de la televisión muestran a sus compañeros apretando su cabeza asombrados cuando un convulso Messi prometió: "Vamos a ganar todos estos trofeos de nuevo." Si viniera de otro jugador, podría haber sido un error o un vano alarde. Pero lo que hemos aprendido con este genio en maduración es que lo decía en serio, y que es capaz de cumplirlo. Eso demuestra lo bueno que es.

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