El fútbol moderno, según Alex Ferguson
martes, 30 de mayo de 2017
Resumen del artículo
El mítico entrenador del United analiza el fútbol moderno, los sistemas ofensivos, los porteros que juegan con los pies e insiste que los grandes del pasado podrían jugar con las estrellas del presente.
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Cuerpo del artículo
Tras disfrutar de otra apasionante temporada de la UEFA Champions League, el exentrenador del Manchester United Alex Ferguson habla con UEFA.com sobre los cambios en el mundo del fútbol y sobre cómo no nos podemos olvidar de los grandes del pasado.
Sobre el cambio moderno al fútbol de ataque…
Tiene que ver mucho con el estado físico de los jugadores. El contraataque es más importante a día de hoy, los terrenos de juego están en mejor estado y la protección de los jugadores ha mejorado. El espectáculo que vemos en el estadio es la suma de estos factores. Tienen un deber y una responsabilidad de dar espectáculo. Cuando yo entrenaba al United lo importante era ganar. Un 4-3 estaba bien, un 5-4 estaba bien. Mi último partido fue un 5-5 contra el West Brom. No me podría haber imaginado un mejor resultado en mi último encuentro.
Ahora la posesión empieza en los centrales y el portero. Creo que el Barcelona fue el equipo que originó todo esto: el equipo de Pep. Es probablemente uno de los mejores equipos europeos de toda la historia. Mientras tú tengas la posesión, tus rivales no la tienen. Cuando yo estaba en el Aberdeen era una de las lecciones que teníamos que enseñar a los jugadores. No obstante, con la nueva generación de fútbol tenemos que tener cuidado de no parar de producir jugadores que filtrasen el último pase como Paul Scholes, Michael Carrick, Zinédine Zidane o Andrea Pirlo.
Sobre cómo han cambiado las preparaciones de los partidos…
No hay duda de que ahora se preparan mucho más los aspectos que te pueden ganar los partidos. Cuando yo jugaba, el entrenador decía: "Buena suerte a todos", te daba la mano y todo dependía de los jugadores. No había videoanálisis ni informes sobre los jugadores. Pocos tenían pizarras tácticas.
Cuando el United se enfrentó al Rotor Volgograd en 1995 intentamos mandar a dos ojeadores y acabaron en tres aviones distintos y no volvieron en una semana. Eran viajes interminables. Me acuerdo cuando, como jugador, nos enfrentamos al Brno en Checoslovaquia y tuvimos que viajar 4 horas y media desde Praga hasta Brno, fue increíble. Por aquel entonces te sentabas en el bus y jugabas a las cartas. Y sin mesas.
Sobre cómo entrenar a equipos para que hagan lo imposible…
Una de las cosas que siempre creí cuando era un entrenador joven era que había que encontrar soluciones para las cosas que ocurrían, pero sobre todo que nunca te podías rendir. Anotamos tantos goles en los últimos minutos que no podían ser accidentes. Cuando pierdes 1-0 o 2-0 no sirve de nada acabar el partido y pensar: "Bueno, hemos jugado bien". Para eso lo das todo e intentas ganar, merece la pena.
En la final de 1999 ante el Bayern, vimos cómo el Bayern operaba cuando ganaba. Siempre solían quitar a Zickler y Basler para tener más gente en el centro del campo, pero eso me dio la posibilidad de poner a tres delanteros. Tuvimos suerte con el gol del empate, pero después sabía que íbamos a ganar porque el Bayern estaba destrozado. El impacto de marcar tan tarde les afectó duramente.
Sobre los porteros que juegan bien con los pies…
Desde que se prohibió el pase atrás tuvieron que empezar a usar los pies. Es una gran parte del juego hoy en día y tienes increíbles actuaciones de porteros como Manuel Neuer. El Bayern jugó la Supercopa de la UEFA de 2013 ante el Chelsea, y cuando necesitaba marcar un gol, jugó en la línea de centro de campo como un líbero.
Yo tenía a Fabien Barthez. "Si puedo pasar a mis compañeros, lo haré, es mi trabajo". Fabien iba más allá. Le gustaba tener el balón en los pies. Me acuerdo que siempre me decía que él era mejor de jugador de campo. A veces jugaba los viernes antes de los partidos del sábado. Tenía buenos pies.
Sobre el Madrid de 1960…
Yo fui a la final de 1960 en Hampden Park, el 7-3, fue impresionante. Mira los números goleadores de Ferenc Puskás con Hungría: 84 goles en 85 partidos. Alfredo Di Stéfano era un jugador fantástico y también tenían la velocidad de Paco Gento y Raymond Kopa. Héctor Rial era un centrocampista muy bueno.
De pequeño seguía al Rangers y perdió ante el Eintracht de Frankfurt en las semifinales. Perdío 6-1 en Alemania y luego 3-6 en casa, por lo que los aficionados veían a los alemanes como dioses. Antes de la final yo de verdad pensaba que iban a derrotar al Real Madrid. Era un equipo bueno pero acabaron siendo destrozados. Me fui nada más acabar el partido, tenía que ir a trabajar, y coger un bus desde Hampden Park hasta Govan era difícil. Me perdí toda la celebración y me enfadé conmigo mismo.
Sobre si los grandes del pasado podrían jugar a día de hoy…
Por supuesto que podrían. Hay que pensar en las ventajas que tienen hoy en día, el estado de los campos, las ventajas médicas, la ciencia deportiva. Los humanos ahora son más frágiles, mientras que los que nacieron en tiempos de guerra, durante la Segunda Guerra Mundial, acabaron siendo los mejores jugadores del mundo, como Pelé. Estoy seguro que si pones a Denis Law, Bobby Charlton y George Best en el Manchester United de hoy o en el de mi época, no se quedarían fuera. Lo mismo vale para jugadores como Eusébio, Johan Cruyff, Diego Maradona, y Pelé. Todos esos jugadores serían elegidos por cualquier técnico. Y los delanteros del Madrid de 1960 eran increíbles.
Sobre los entrenadores del mañana…
Es muy difícil para los entrenadores jóvenes ahora, sobre todo con el tiempo que tienen. Yo tuve suerte, Bobby Charlton y Martin Edwards, en el United, creían en lo que estaba haciendo. No hay evidencia de que un cambio de entrenador signifique éxito. Sí hay evidencia con Arsène Wenger, Brian Clough o conmigo mismo de que aguantar a un entrenador sí funciona. Puedes perder tres partidos y quedarte sin trabajo. Por eso elogio a los entrenadores de ahora, por tener el valor de meterse en esta industria.