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Aprendiendo a vivir sin Lobanovskiy

El éxito ucranio en Europa había llegado tradicionalmente de la mano del Dínamo y de la mítica figura de los banquillos, aunque el Shakthar reclama protagonismo ante su próxima final de la Copa de la UEFA.

La estatua de Valeriy Lobanovskiy
La estatua de Valeriy Lobanovskiy ©Getty Images

Valeriy Lobanovskiy, el abuelo del fútbol ucraniano, es el nombre que actúa como hilo conector del éxito de la nación en la escena internacional. La final de la Copa de la UEFA del próximo miércoles entre FC Shakhtar Donetsk y Werder Bremen, por lo tanto, marca un paso hacia lo desconocido en más de una forma.

Imagen omnipotente 
Han pasado siete años desde que la muerte de Lobanovskiy fuera marcada por el duelo nacional, con miles de personas recorriendo las calles de Kiev mientras el coche fúnebre se abría camino a través de los baches hasta su última morada en el cementerio Baykove. Sin embargo, su espíritu sigue vivo en Ucrania, donde, durante más de un cuarto de siglo, se estableció como una de los entrenadores más influyentes e innovadores del fútbol mundial. Caminando a través de la frondosa avenida hacia las tierras del FC Dynamo Kyiv, su imagen luce en grandes murales, carteles y en una conmovedora estatua, antes de divisar el campo y las tribunas del Valeriy Lobanovskiy Stadium propiamente dicho.

Nuevos caminos 
Es allí donde el Shakhtar propinó un duro golpe a la supremacía nacional del Dínamo, ya que el empate a uno del partido de ida de la primera semifinal entre equipos ucranianos en la historia de la Copa de la UEFA, allanó el camino para conseguir una posterior victoria global y un lugar en la final de Estambul. El Dínamo es un equipo con experiencia en finales europeas, habiendo ganado la Recopa de la UEFA en 1975 y 1986 con Lobanovskiy en una postura familiar, capturada tan bien en su estatua, atenazado por la expectativa e inclinándose hacia adelante en la esquina de su banquillo. Fue Lobanovskiy el que convirtió al Dínamo en un equipo con una ordenada habilidad y con un talento muscular, alcanzando el punto culminante en aquellos triunfos en la Recopa de la UEFA, así como en las semifinales de la Copa de Europa de clubes en 1977 y 1987, antes de que la llegada de la Perestroika limitara el poder de los clubes ucranianos, creando una puerta de salida que permitió a los jugadores encontrar la riqueza en Italia y Alemania.

El hechizo de Shevchenko 
Lobanovskiy, que también guió a la Unión Soviética a la final de Campeonato de Europa de la UEFA en 1988, abandonaría el club en 1990, poniendo fin a un periodo de 16 temporadas como entrenador que eclipsaron sus siete años de servicio como extremo reconocido por la calidad de sus centros. Siete años más tarde, y después de un período en Oriente Medio, Lobanovskiy estaba de vuelta, con una mayor edad, más rico y con un mayor peso. El club, a pesar de encontrarse en medio de una racha de nueve títulos nacionales consecutivos, estaba acosado por los problemas, aunque Lobanovskiy permaneció impávido. Liderado por una dinámica línea de ataque formada por Serhiy Rebrov y Andriy Shevchenko, el Dínamo humillaría en dos ocasiones al FC Barcelona en la UEFA Champions League de 1997/98, y 12 meses más tarde afrontaría las semifinales, donde a pesar de vencer al FC Bayern München 2-0 en la ida, terminaría cayendo por un marcador global de 4-3.

Renacimiento ucraniano 
El Shakhtar, con quien Lobanovskiy terminó su carrera como jugador, se encontraba en una posición idéntica en su última elimnación en una competición de clubes de la UEFA, en los cuartos de final de la Recopa de la UEFA de 1984. Tras lograr una ventaja de 0-2 en 37 minutos de juego del choque de ida en Oporto, pasó a perder por 3-2 y empató 1-1 en el partido de vuelta en casa, con Mickey Walsh anotando el tanto decisivo de la noche para los visitantes. El Shakhtar no ha vuelto a suponer una gran amenaza desde entonces, pero el presidente de la Federación Ucraniana de Fútbol, Grigoriy Surkis, cree que son la punta de lanza de un "renacimiento" del fútbol en su país. "Sentimos que estamos volviendo a los grandes años de nuestro pasado, 1975, cuando el Dínamo ganó su primer trofeo europeo (la Recopa de la UEFA), y después 1986, (cuando lo ganó nuevamente)", aseguró.

Surkis, encantado 
"Contar con tres equipos entre los últimos 16 participantes de la Copa de la UEFA (Shakhtar, Dínamo y FC Metalist Kharkiv) es un gran logro para los clubes ucranianos. Estamos viviendo un período de renacimiento. Nadie creía en las posibilidades de los conjuntos de Ucrania antes del inicio de la competición. Hemos justificado el respeto de incluso los más grandes clubes de Europa", continuó Surkis.  No cabe duda de que este respeto ya existía antes, también desde los principales jugadores y, aunque Shevchenko pasó al AC Milán poco después del partido ante el Bayern, no se olvidó de pagar su deuda, en particular a Lobanovskiy, regresando con el trofeo de la UEFA Champions League un año después del fallecimiento de su mentor y desplegándolo ante su estatua. El fútbol ucraniano tampoco se ha olvidado de su deuda, pero el éxito de esta temporada en la Copa de la UEFA sugiere que están aprendiendo a vivir sin él, y ya no se trata únicamente del Dínamo.