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Gen ganador desde niño

Thiago Alcántara creció con la figura de su padre Mazinho, campeón del mundo con Brasil en 1994, como espejo, y ante Italia podría conseguir su segundo Europeo sub-21 consecutivo.

Gen ganador desde niño
Gen ganador desde niño ©UEFA.com

Thiago Alcántara creció con la figura de su padre Mazinho, campeón del mundo con Brasil en 1994, como espejo, y ante Italia podría conseguir su segundo Europeo sub-21 consecutivo.

Con apenas tres años, Thiago Alcántara sabe que su padre celebró algo muy grande. Lo máximo para un futbolista, pero no tiene recuerdos de ese Brasil - Italia de la Copa Mundial de la FIFA de 1994 en Estados Unidos. Aunque ahora relata de memoria varias situaciones que se dieron en Pasadena ese 17 de julio de 1994. "La vi cuando tenía unos siete u ocho años, que la puse en vídeo y me acuerdo de las ocasiones de [Gianluca] Pagliuca en las que interviene y luego va al poste", rememora el centrocampista de España.

Ahora como capitán, Thiago tiene la posibilidad de alzarse con su segundo Campeonato de Europa Sub-21 de la UEFA consecutivo, pero por delante queda la final en el Teddy Stadium de Jerusalén, 18:00 HEC (19:00 hora local), ante una Italia que está haciendo un gran trabajo, aunque el futbolista del FC Barcelona está orgulloso de cómo han salido las cosas. "Al fin y al cabo hemos sido fieles a nuestro estilo de juego. Yo creo que siempre es más bonito llegar al máximo siendo como eres. Todos tenemos ese gen de tener el balón, de querer jugarlo".

El camino hacia la final no fue nada fácil ya que, como recuerda Thiago, muchos de los rivales ya conocían al combinado de Julen Lopetegui. "Contra Rusia el gol en el tramo final dio la satisfacción de haber luchado hasta el final y haber logrado el fruto de la victoria, Alemania era un equipo muy complicado que también juega al fútbol y ganamos el partido saliendo muy reforzados". Ya clasificados, tocaba definir el ganador del Grupo B: "Luego luchamos por el primer puesto ante Holanda, que es cierto que no salieron con sus jugadores habituales, pero al fin y al cabo era un partido muy difícil, ellos eran muy buenos y conseguimos la primera plaza". En las semifinales, Thiago recordó el cansancio que padeció la selección.  "La segunda parte nos costó, hubo un agotamiento físico y mental muy grande, ellos también tienen un equipo muy bueno, pero salimos reforzados", concluye con una sonrisa.

A Thiago se le ve disfrutar del fútbol tanto cuando lo desarrolla en el campo como cuando lo comenta fuera de él, y la figura de su padre siempre ha sido una referencia para crecer: Me fijaba en mi padre. En todo. Tanto por la vida de futbolista que tenía y por cómo jugaba. Yo me fijaba en las estrellas de los equipos a los que iba, y siempre tuve de referencia a [Predrag] Mijatović cuando jugaba en el Valencia, a [Aleksandr] Mostovoi en el Celta".

Apasionado del fútbol desde niño, Alcántara se las ingeniaba para driblar las órdenes de sus padres y emular a los grandes en el pasillo. "Siempre conseguía escaparme para poder ir a algún entrenamiento de mi padre, poder verlos y luego lo intentaba hacer en casa con las sillas, los jarrones, rompía todo en casa pero al fin y al cabo era mi forma de imaginarme un poco el fútbol", rememora antes de afrontar su segunda final en un Europeo sub-21.

La selección es un bloque, un conjunto que se mueve por una ilusión, pero para Thiago hay una persona muy especial en este grupo, Rodrigo. Amigos desde la infancia, el futbolista del Barça y el del SL Benfica comparten habitación, confidencias y muchas risas. "Nos conocimos con ocho o nueve años en Brasil, después su familia y la mía nos fuimos a Vigo a vivir y a partir de ahí yo me fui al Barça, él al Celta y ahora nos vemos en la selección. Mantengo una estrecha relación y un hermano para mí".

Sin perder esa mirada intensa, Thiago Alcántara sigue su discurso, pero es muy probable que en su cabeza ya esté maquinando las combinaciones con Isco, Asier Illarramendi o el propio Rodrigo. El gen ganador del capitán de la selección viene de serie desde niño.

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