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Como casi siempre

Italia – Serbia y Montenegro 3-0
Los italianos recurren a su experiencia y su peculiar estilo de juego para lograr su quinto entorchado de la categoría.

Por Toni Terrades Martí

Italia es la campeona. No hay nada más que decir. Muchos son los que critican su juego y sus dotes para descentrar aladversario. Da lo mismo. Los resultados están ahí. Con éste, ya son cinco los títulos que ha conseguido la selección transalpina en esta categoría, de la que se han disputado siete campeonatos. En el partido contra Serbia y Montenegro, Italia marcó primero y acto seguido el mejor jugador rival era expulsado. Un caldo de cultivo idóneo para echarse atrás y esperar el error de los contrarios. El error llegó e Italia goleó. A los serbomontenegrinos les queda el éxito de su presencia en los Juegos Olímpicos de Atenas.

Respeto mutuo
La gran final de este Campeonato de Europa sub 21 arrancó como marcaba el guión. Las dos selecciones habían mostrado en sus anteriores compromisos que el juego alegre no iba con ellos. Esa impresión se confirmó enseguida. Fortaleza física, rigidez táctica y presión en las marcas fueron los conceptos que gobernaban los primeros minutos. Sólo un remate de Milos Maric desde 25 metros que atajó con seguridad Marco Amelia fue lo más destacable a favor del espectáculo.

Gilardino omnipresente
Los jugadores de Italia lo tenían claro. La clase de Alberto Gilardino podría bastar para doblegar a Serbia y Montenegro. En el 23, el ariete italiano dispuso de su primera oportunidad a pase de Giuseppe Sculli. Escorado, el delantero se sacó un zurdazo que Nikola Milojevic rechazó realizando un paradón con los pies. Nueve después, Gilardino forzó un saque de esquina. Lo botó Marco Donadel con precisión. Era medio gol. Sólo faltaba una testa. Y apareció la de Daniele De Rossi para cabecear el 1-0 a la red.

Expulsión de Mijailovic
El lateral izquierdo balcánico (el mejor hombre de los suyos en lo que iba de competición) ya tenía una tarjeta cuando cortó, de forma muy dura, una galopada de Giandomenico Mesto por el flanco derecho. El árbitro le enseñó la segunda y Nikola Mijailovic se iba a la calle un minuto después del gol de Italia. A partir de ahí, la defensa de Serbia y Montenegro hizo aguas y en el último cuarto de hora del primer acto Gilardino, por dos veces, y Sculli tuvieron en sus pies la sentencia para su rival. Los transalpinos no finiquitaron. Restaba la segunda parte.

Dormir el partido
Ésa fue la consigna que Claudio Gentile debió inculcar a sus jugadores en la zona de vestuarios. Italia se cerró en torno a su mitad de campo y dejó hacer a su rival. El otro técnico, Vladimir Petrovic, viendo el desaguisado de su defensa en el epílogo de la primera parte dispuso un 4-3-1-1 con el recién incorporado Simon Vukcevic de media punta y, su estrella, Danko Lazovic como único delantero. La mejoría del cambio se notó.

En busca del empate
Serbia y Montenegro no dio el encuentro por perdido. Tuvo tres minutos frenéticos. Del 69 al 72. En ellos, Bojan Miladinovic inquietó a Amelia con un disparo lejano. Acto seguido, el remate de Igor Matic desde la frontal se iba muy cerca de la cruceta derecha del portal rival. Para acabar, Lazovic dejaba sentado a Emiliano Moretti en la banda, con un auto pase de tacón, pero su centro atrás no tuvo destinatario. Mucho perdón ante una selección como Italia.

Error de Milojevic
Los italianos seguían con su idea de dejar pasar los minutos. Pero se encontraron con un gol que no buscaban. Una falta lateral botada por Simone Del Nero salía muy pasada. La ventaja era para Nikola Milojevic. Pero sus guantes debían de estar bañados en jabón. Lo cierto es que se le escapó el esférico y apareció Cesare Bovo para marcar el segundo. Era el minuto 84. Uno más tarde, Italia certificaba su triunfo con un gol de Giraldino que ponía fin a un contragolpe, a una final y a un Campeonato de Europa. Los transalpinos lograban su quinto título en esta competición.