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Remontada para seguir soñando

Rangers FC - Olympique de Marseille 2-2
Una gran remontada en Ibrox permitió al equipo escocés seguir soñando en la competición.

Hay pocos estadios tan vibrantes como Ibrox en un derbi Old Firm, pero con mucho en juego en el primer partido de la fase de grupos de la UEFA Champions League ante el Olympique de Marseille la intensidad en el mítico campo de Glasgow alcanzó nuevos niveles.

No podía ir mejor para los franceses el partido, ya que en el minuto 55 ganaban 0-2 con goles de Rudi Völler y Alen Bokšić y los escoceses ya lo veían todo negro en el grupo. Pero Ibrox rugió cuando Gary McSwegan and Mark Hateley empataron para mantener a flote el sueño europeo de los campeones escoceses.

Con su jugador talismán, Ally McCoist, lesionado iba a ser complicado hacer frente a un OM que contaba con talentos emergentes de la talla de Fabien Barthez, Marcel Desailly o el centrocampista Didier Deschamps, de 21, 23 y 24 años respectivamente. Pero Völler y Bokšić justificaron su reputación como dos de los goleadores más letales de Europa antes del descanso.

El Rangers empezó de forma prometedora, y tanto Oleksiy Mykhaylychenko como Hateley enviaron un par de buenas ocasiones fuera. Pero en el minuto 31 Völler, rodeado de defensas, se sacó un buen centro desde la izquierda que Bokšić despachó con un buen remate al primer toque.

Esto aumentó la presión de los franceses y los locales cada vez estaban más metidos en su área. Sobrevivieron a un remate de Abedi Pele que se estrelló contra uno de los palos de la portería de Andy Goram, pero diez minutos después del descanso llegó el 0-2. Völler aprovechó un error de Steven Pressley y regateó a Goram para marcar a puerta vacía.

El equipo de Walter Smith, con Richard Gough lesionado durante gran parte de la segunda mitad, necesitaba algo que le volviera a meter en el partido y acabó lográndolo. Mykhaylychenko recogió un pase en profundidad de Ian Durrant y centró para que McSwegan batiera de cabeza al portero rival a falta de 14 minutos para el final.

El mismo McSwegan, que había salido desde el banquillo, inició la jugada del segundo gol seis minutos después enviando un pase a Durrant. El centro desviado de éste encontró la cabeza de Hateley e Ibrox enloqueció.

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