El milagro del United
miércoles, 26 de mayo de 1999
Resumen del artículo
Manchester United FC - FC Bayern München2-1
"Es el mejor momento de mi vida. Estoy muy feliz por todo", dijo Sir Alex Ferguson tras la gran remontada de su equipo en la final.
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El Manchester United FC redefinió el concepto de no rendirse jamás bajo las órdenes de Sir Alex Ferguson. Los diablos rojos han remontado muchos resultados de forma sorprendente, pero en mayo de 1999 en el Camp Nou tuvo lugar un conjura entre los suplentes del United para llevar a cabo la remontada de las remontadas.
Fue un resultado muy cruel para el FC Bayern München, que fue ganando durante 85 minutos gracias a un gol tempranero de Mario Basler. El United no pudo contar para el partido con los sancionados Roy Keane y Paul Scholes y perdió la batalla en el centro del campo.
Los aficionados ingleses presentes entre los 90.245 espectadores que abarrotaban el Camp Nou empezaban a dudar, Ferguson no. Él ya lo había visto antes, sin ir más lejos en las semifinales cuando su equipo perdía por 2-0 en el Stadio Delle Alpi contra la Juventus y acabó ganando por 2-3.
En Barcelona el entrenador del Manchester United introdujo a Teddy Sheringham y después, a nueve minutos del final, a Ole Gunnar Solskjær. Con la meta ya muy cercana los huecos empezaron a surgir en ambas zagas, y Solskjær estuvo a punto de marcar antes de que Carsten Janker mandará un balón contra el larguero del United con un remate acrobático. Tan cerca y a la vez tan lejos para el Bayern. Los jugadores del equipo que vestía de rojo y blanco iban a hacer lo imposible por levantar un trofeo que no les estaba destinado.
El marcador electrónico del estadio mostraba ya el minuto 90 cuando el Manchester United forzó un saque de esquina. Lo sacaron y la defensa despejó, pero Ryan Giggs consiguió meterla de nuevo en el área para que Sheringham anotará pegado a uno de los postes. Tras marcarse un gol en propia meta contra el Bayern en el primero de los dos empates entre ambos equipos en la fase de grupos, el ariete inglés se resarció por todo lo alto.
Pero el trabajo de Sheringham aún no había terminado. Dos minutos más tarde tocó un saque de esquina de David Beckham para permitir a Solskjær marcar el gol de su vida y dar rienda suelta a la euforia. El Bayern, totalmente devastado, no tuvo que esperar mucho para que acabase el sufrimiento.