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Morientes cumple su sueño

Chelsea FC - AS Monaco 2-2 (Global: 3-5)
El Mónaco volvió a apostar por el ataque y se planta en la final.

Por Toni Terrades Martí

El AS Monaco FC se cerró en defensa en la primera parte y a punto estuvo de costarle caro. Tanto, que el Chelsea FC llegó a remontar la eliminatoria. Pero la aparición de Fernando Morientes en dos momentos claves fue decisiva para que su equipo se clasificara para la final de la UEFA Champions League. Goles, juego vertical y fe en sus posibilidades han sido los puntos básicos de la gesta monegasca desde que empezó la competición.

Inicio trepidante
Desde el primer minuto, Stamford Bridge sabía que iba a acoger una noche de fútbol intensa. Jimmy Floyd Hasselbaink aprovechaba, en ese instante, un mal rechace del central monegasco Sébastien Squillaci, para poner a prueba con un lanzamiento desde fuera del área al portero Flavio Roma. A partir de ese momento, el Chelsea empezó a demostrar que los primeros minutos iban a ser suyos por la necesidad de remontar la eliminatoria. Y se cumplió esta declaración de intenciones con la única excepción de una ocasión inocente de Fernando Morientes en el minuto once.

Baño de juego
El Chelsea se comía al Mónaco. El juego por bandas del conjunto londinense era un auténtico festival. Las oportunidades no tardaron en llegar. En el minuto 16, Geremi empalmaba un balón desde fuera del área, después de una buena acción de Eidur Gudjohnsen, que Roma conseguía despejar. Acto seguido la pelota llegaba a Joe Cole que, solo y con la portería vacía, no supo definir. Sin respiro, en el 17, Hasselbaink se plantaba ante el portero, pero el holandés erró el mano a mano.

Golazo de Grønkjær
Cinco minutos más tarde, una gran incursión por la derecha del lateral Mario Melchiot posibilitaba que Jesper Grønkjær recogiera el esférico, se perfilará cerca del ángulo del área y desde allí enviará un centrochut que se coló por la escuadra de la portería de Roma. Sin tiempo para digerir la alegría del gol, los centrales del Chelsea se vieron sorprendidos por Morientes que remató al poste una buena acción de Hugo Ibarra.

Pudo sentenciar
No se amedrentó el equipo de Claudio Ranieri por las ganas del delantero español. Es más, pareció un acicate para sus delanteros. En el minuto 33, el islandés Gudjohnsen remataba al larguero un centro aéreo que pilló desprevenidos a los centrales del Principado. Tres minutos más tarde, Frank Lampard de tijera estuvo a punto de poner el dos a cero en el marcador. Pero cuando el balón ya entraba, una mano salvadora de Roma evitó el segundo tanto.

Final frenético
Los cuatro últimos minutos de la primera parte fueron de infarto. En primer lugar porque Morientes solo ante el portero echó fuera una pelota cuando el portero ya estaba batido. Luego porque una triangulación, digna de billar, entre Melchiot, Gudjohnsen y Lampard suponía el segundo gol británico y, por consiguiente, la clasificación virtual. Era el minuto 45. Pues bien, el Mónaco, que en algunos partidos había recurrido a la épica, no quiso dejarlo de hacer en éste. Una gran jugada de Jérôme Rothen por la izquierda permitió que el balón llegará a Morientes que con la cabeza remató al larguero. Tras repeler en la madera, la pelota quedó muerta en la línea de gol para que Hugo Ibarra la empujara a la red. Era el dos a uno y el Mónaco salvaba una mal primer acto.

Acoso inglés
El Chelsea salió a disputar la segunda parte con las mismas ganas que en la primera. A los pocos segundos, Gudjohnsen, otra vez Gudjohnsen, fallaba un remate claro ante la portería del Mónaco. Seis minutos más tarde, el conjunto de Ranieri tuvo la oportunidad de volver a marcar, pero Grønkjær remató muy alto un balón colgado por Wayne Bridge. Después, Lampard sacaba su rabia con un lanzamiento lejano que no tuvo mayores consecuencias.

Gol de Morientes
Corría el minuto 60, el Chelsea era dueño del partido. Didier Deschamps no encontraba soluciones para arreglar la situación. Y apareció Morientes. El delantero evidenció una vez más su estado de gracia. Se fue a recoger un balón al cículo central, se internó en campo inglés, se escapó de los defensas con una fantástica pared con Lucas Bernardi, y se presentó solo ante el portero. Su pierna derecha no le falló y marcó su noveno tanto en la competición. Un golazo.

Nada que contar
La última media hora no sirvió de nada. El Chelsea estaba entregado. El Mónaco manejaba el encuentro como quería. Hizo lo que tenía que hacer. Confiar en su ataque. Ése que ha conseguido 27 goles en la UEFA Champions League. Su atrevimiento le sitúa en la final. Es el orgullo del Principado.

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