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Una final con los mejores ingredientes

La 50ª final de la Copa de Europa tuvo de todo: goles, suspense, tensión, cáracter y una emocionante tanda de penaltis.

Por Adrian Harte en el Estadio Olímpico Atatürk

Cuarenta y nueve años después de la primera final de la Copa de Europa, la quincuagésima final fue llevada al borde del continente y la final llevó a los espectadores al borde de sus asientos al remontar el Liverpool FC un 3-0 y acabar ganando su primera UEFA Champions League y con ello su quinta Copa de Europa y probablemente la mejor final de todas ellas.

Audiencia global
La competición ha recorrido un gran camino desde su primera edición en el Parc des Princes en 1956. El partido sólo fue visto en directo por los 33.000 aficionados en el estadio parisino, la final de esta noche atrajo a una audiencia de unos 200 millones de espectadores.

Ruidosa recepción
En el estadio, el Liverpool contaba con mayor parte de apoyo en las gradas y sus aficionados se hicieron oír pronto con una ensordecedora recepción y cantando el “You'll Never Walk Alone". Sin embargo, los aficionados italianos tuvieron una mejor coreografía tras una de las porterías al combinar los colores rojo, blanco y negro y moverlos de forma coordinada con una representación teatral que recordaba en su sonido y su imagen a Star Wars.

Encuentro épico
Pero incluso el propio George Lucas hubiera sufrido para poder elaborar un desarrollo de partido como el que se vivió: un encuentro que no envidia nada a las 49 finales anteriores. Las predicciones en torno a que se vería una final defensiva se vinieron abajo con la mayor remontada en la historia de la competición.

La clase de Maldini
El Milan estuvo magistral al comienzo del partido. El saque de falta de Andrea Pirlo en el primer minuto encontró a Paolo Maldini en el punto de penalti. El rejuvenecido capitán remató de volea en lo que supuso su tercer gol en sus 148 partidos en competiciones europeas, en una primera mitad en la que todo le salió bien al Milan. Fue una gran recompensa para el veterano capitán de 36 años, que igualaba a Francisco Gento con siete finales disputadas.

Dominio en el centro del campo
En los primeros minutos del encuentro, la visión de juego y la calidad de Pirlo anularon a Xabi Alonso. Tácticamente, Rafael Benítez había optado por el ataque alineando a Harry Kewell en lugar de Dietmar Hamann. Sin embargo, el Liverpool fue dominado en el centro del campo. El mejor ejemplo de ello fue la facilidad con la que Kaká se movió en la medular.

La efectividad de Crespo
En el minuto 39, Hernán Crespo anotó el segundo gol y cinco minutos después el argentino volvió a ver puerta y pareció sentenciar el choque antes del descanso. El Liverpool se parecía entonces a aquel equipo que se había quedado a 37 puntos del líder en la Premiership.

Impresionante remontada
Pero sus aficionados no abandonaron, y no pararon de cantar su famoso himno tras la reanudación. Y su equipo respondió, con Hamann reincorporado en el centro del campo y Steven Gerrard jugando a su mejor nivel. El propio Gerrard acortó distancias en el minuto 54 con un certero cabezazo, en lo que fue el primero de los tres goles en siete minutos. Vladimír Šmicer marcó el segundo y Xabi Alonso, desde el punto de penalti, completó la remontada.

Emoción hasta el final
Después de que la prórroga no consiguiera nombrar un ganador y antes de los lanzamientos desde el punto de penalti, se podía decir que el partido había tenido de todo: goles, suspense, tensión, carácter y la emoción especial que sólo puede transmitir los lanzamientos desde los once metros. El creador de la competición, Gabriel Hanot, hubiera disfrutado con esta final.

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