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Messi, 'castigado' por su juego

El magnífico jugador del Barcelona es objeto de numerosas faltas por su habilidad y rapidez.

Cada cierto tiempo aparecen en el fútbol jugadores de un talento inmenso, y el prodigio argentino Lionel Messi, del FC Barcelona, es uno de estos casos.

Respeto a Ronaldinho
Messi, con sólo 18 años, está dando un rendimiento comparable al de su compañero de equipo Ronaldinho. El argentino sabe la suerte que tiene de jugar al lado de esta superestrella: “Ronnie ha sido muy importante para mí. Era muy joven cuando llegué al vestuario del Barcelona, pero él se encargó de cuidar de mí. No hay ningún tipo de celos, al contrario. Ronaldinho me enseñó el camino”, contó Messi a Champions magazine.

Unión con los brasileños
También añadió: “Hay una mesa ‘brasileña’ en la que suelen comer y a veces me dicen que me siente con ellos, y me cuentan que soy el único argentino al que permiten estar. Trato de imitar algunas cosas de Ronaldinho y, lo más importante, intento jugar con la misma alegría. Toda mi vida he trabajado para mejorar el regate e intentar marcharme de los jugadores que quieren pararme. Es como me gusta jugar desde siempre”, concluyó Messi.

Objeto de faltas
Este estilo de juego, como Ronaldinho ha advertido, hace que Messi esté mucho tiempo en el suelo, pero él ya está acostumbrado. “Siempre he tenido la habilidad de levantarme y llevarme bien con los rivales. Hace tiempo que sé que es normal que haya jugadores que te quieran dar patadas o te quieran derribar, porque es algo provocado por mi forma de jugar”.

Tratamiento hormonal
Messi dejó Santa Fe hace seis años en busca de la fama, fortuna y altura. Cuando atrajo el interés de los grandes clubes de Argentina, se descubrió que carecía de una hormona de crecimiento y esa era la razón por la que con 13 años, midiese sólo 1,43 metros. Los 1.000 euros al mes del tratamiento arruinaron a la familia. Después de pedir favores a familiares y amigos, el Barcelona reparó en su talento y le ofreció una prueba.

Una dura despedida
Messi nunca olvidará el drama que vivió en febrero del 2000. “Todo el mundo me acompañó para decirme adiós. Mis padres, mis dos hermanos y mi hermana vinieron hasta el aeropuerto y no paraban de llorar. Todos me decían que Barcelona cuidaría de nosotros, pero me preocupaba que esto fuera mentira. Cuando llegamos al Camp Nou nos quedamos impresionados y tuvimos que pellizcarnos para creérnoslo”, afirma Messi.

En deuda
Messi ahora se siente en deuda con el club, el cual le dio el tratamiento médico y las inyecciones que tuvo que ponerse todos los días durante tres años. “No podía notar el dolor. Incluso si lo tenía, no podía dejar que me lo notaran. Se lo debo todo al Barcelona”.

Este artículo es una versión abreviada de un articulo aparecido en el número 16 de Champios, la revista oficial de la UEFA Champions League. Haga click aquí para suscribirse.

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