La calidad nunca se pierde
martes, 6 de marzo de 2007
Resumen del artículo
Los dos fichajes del Chelsea el pasado verano, Ballack y Shevchenko, criticados en algunos momentos, decidieron el partido ante el Oporto.
Cuerpo del artículo
Dejada de cabeza de Andriy Shevchenko y volea sensacional de Michael Ballack. Con el partido muy cerca de acabar, los dos fichajes del Chelsea FC en el pasado verano y auténticos clásicos en la UEFA Champions League, decidieron la clasificación a cuartos de su equipo ante el FC Porto.
Frustración inicial
Hasta entonces, el ucraniano y el alemán no habían 'aparecido' demasiado, como en algunas ocasiones a lo largo de la temporada. Shevchenko no se mostraba como el brillante delantero que era en el AC Milan, pese a sus últimos goles. Por su parte, Ballack y Frank Lampard no estaban haciéndose los dueños del centro del campo como podía esperarse de dos futbolistas con tanta calidad. Pero como se demostró anoche, Ballack y Shevchenko todavía están muy capacitados para ganar partidos.
Preocupación de Mourinho
El Oporto no les puso las cosas nada fáciles, ya que se marchó al descanso con ventaja. Mourinho tuvo tiempo para recordar que hace tres años, cuando era técnico del Oporto, logró la machada de eliminar al Manchester United FC en Old Trafford con un tanto en el último suspiro de Costinha. Ese fue el punto de partida hacia la conquista final del título, lo que acabó provocando el millonario fichaje de Mourinho por el Chelsea. Las cosas se le ponían feas anoche a su equipo cuando a los 15 minutos Ricardo Quaresma batía con maestría a Petr Čech en un mano a mano.
Momento decisivo
En la reanudación el Chelsea salió a por todas y empezó dominando, con un Arjen Robben muy activo, creando problemas en la defensa rival. Shevchenko y Didier Drogba también trabajaban en busca de espacios. El tanto del empate de Robben contó con una buena dosis de fortuna, en un disparo lejano que no supo detener Helton y la pelota acabó entrando lentamente en la portería del cuadro portugués.
Desenlace final
Sorprendentemente, el Chelsea bajó mucho el ritmo tras lograr el empate, pese a que todavía necesitaba un gol para evitar la prórroga y lograr la clasificación. Robben notó el desgaste realizado y apenas llegaban las ocasiones. Pero por suerte para Mourinho, aparecieron dos jugadores con mucha experiencia en la Champions para decidir el partido. No es el brillante Ballack de 2002, o el Shevchenko que logró el penalti de la victoria para su equipo al año siguiente, pero siguen siendo futbolistas capaces de desequilibrar la balanza en un momento como el de anoche.