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De tal palo tal astilla

Miguel Reina, mítico portero del Barcelona, nos habla sobre el secreto del éxito de su hijo, el guardameta del Liverpool Pepe Reina.

Cuando Pepe Reina salte al campo del estadio Olímpico de Atenas el próximo miércoles para disputar su primera final europea, sería lógico que sintiera nervios.

Tensión
Pero quien probablemente lo pase peor, será su padre Miguel Reina, que fue portero del Club Atlético de Madrid y que perdió la final de la Copa de Europa en 1974. El ex guardameta reconoce que sufrirá viendo el partido: "No recuerdo pasar más nervios que cuando veo jugar a mi hijo".

Confianza
Por fortuna para él, las actuaciones que está realizando su hijo desde su llegada al Liverpool FC la temporada pasada, no dan motivos para la preocupación. Contribuyó a que su equipo ganase la Copa de Inglaterra en los penaltis hace un año, y también le ganó la partida al meta del Chelsea FC Petr Čech en otra tanda en las semifinales de esta UEFA Champions League, dando el pase a la final a los suyos al detener los lanzamientos de Robben y Geremi. "Confiaba en Pepe y estaba seguro que conseguiría su objetivo", dijo su padre Miguel.

Trabajo duro
Sobre la habilidad de su hijo deteniendo penaltis, Miguel declara: “Es un poco de todo, también del estudio del juego. Pepe ve muchísimo fútbol, estudia a los lanzadores, cómo colocan el balón. Como padre, sólo puedo estar orgulloso. Pepe está donde está gracias al esfuerzo y al trabajo duro”. Esto último es algo que Miguel ha intentado inculcar a su hijo desde que vio su potencial a una temprana edad.

Talento
“Me di cuenta de sus aptitudes cuando tenía seis años y jugaba al fútbol en casa. Quería ser delantero, pero le dije que no era demasiado bueno jugar arriba porque recibiría muchas patadas. Le dije que tenía unas cualidades magníficas para ser portero y le empecé a entrenar. Cuando era un niño traté de enseñarle más cosas, aparte de parar penaltis. Le dije cómo tenía que colocar las manos para parar, cómo caer y cómo detener el balón con diferentes partes del cuerpo”.

Presentación a Rexach y Cruyff
El duro trabajo dio resultado. Miguel comenzó su carrera en el FC Barcelona en categorías inferiores, regresó a la ciudad condal para presentar a su hijo a los entrenadores Carles Rexach y Johan Cruyff. Tras superar las pruebas, Pepe entró en el Barça a los 13 años: “Somos cinco hermano y yo soy el único que practico este deporte, es un sueño seguir sus pasos. Siempre me dijo que soy mejor que él, pero yo lo que quiero es ser igual que él como persona, y luego como portero”.

Confianza
La experiencia en la final europea de Miguel fue de infarto. Recibió un gol en el último minuto ante el FC Bayern München, que forzó un partido de desempate, donde el Atlético perdió por 4-0. Ahora, Pepe tiene la oportunidad de vengar a su padre. Miguel confía en las posibilidades del equipo de su hijo: “Tiene que jugar con la misma confianza de siempre. Si gana, habrá que agradecérselo a Dios, y si no, así es la vida. No podré evitar los nervios, es algo que no puedo controlar, aunque esta vez intentaré estar lo más calmado posible”, dijo Miguel.

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