Piqué, feliz en su casa
lunes, 29 de marzo de 2010
Resumen del artículo
En una entrevista para la revista 'Champions', el central del Barcelona nos habla de su experiencia en Manchester y de lo cómodo que se encuentra en la ciudad Condal.
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Cuerpo del artículo
Gerard Piqué ha hablado en exclusiva con Guillem Balagué en la última edición de la revista 'Champions', la publicación oficial de la UEFA Champions League. Aquí, en un breve extracto de la entrevista, el defensa del FC Barcelona compara la vida como jugador del Barça con su estancia en el Manchester United FC.
Lo crean o no, a algunos jugadores no les gusta el fútbol. Al otro lado de la balanza, Piqué come, duerme y respira el juego, y ha sido así desde que nació. Su padre jugó en la tercera división, y su abuelo, a pesar de que le llamaban Bernabéu, estuvo en la directiva del Barcelona.
Con tan sólo 23 años, pero con experiencia en los vestuarios ingleses y españoles, Piqué parece tener una suerte encantadora. Ha conquistado ocho trofeos: una liga y una Champions con el United, seguidos de seis títulos el año pasado con el Barça. Aunque, todavía sabe que un jugador aprende más de las derrotas, perder no es algo que haya experimentado mucho.
"En el fútbol tienes que tener confianza, pero el miedo a perder es obligatorio, y cuando saltas al campo, nunca deberían desaparecer las mariposas que sientes en el estómago. Pero muy dentro, tienes que sentirte como un ganador".
Piqué siempre ha sido alto, se ha sentido cómodo con el balón y es un bromista en el vestuario. En el 2004, abandonó el Barça, con 17 años, y regresó cuatro años después "más maduro", según su madre, y fuerte como un toro, dijo Guardiola.
Ahora, de vuelta a casa, el joven catalán cree que ser afín a un club es clave para lograr el éxito: "Entiendo que un jugador que viene de fuera juegue por su propio prestigio y para ganar trofeos, y haciendo eso ayuda al equipo. Te puedo asegurar que nunca podría sentir lo mismo por el United, que un jugador de su cantera".
"Aún así, los jugadores del Barcelona saben perfectamente lo que significa este club. No necesitas muchas lecciones para aprenderlo. Henry lo descubrió en el momento en el que llegó al Barça."
Piqué también ha identificado una dinámica diferente en cada vestuario: "Aunque en el Barça estamos muy unidos, hay distintos grupos: están los catalanes, que son los capitanes, los jugadores de casa que llevan al club en la sangre".
"Pero hay otros jugadores, como Tití (Henry) o Abidal, que aportan experiencia. Guardiola da las órdenes. Todavía soy joven y me queda mucho por aprender, pero me gusta que, cuando expreso mi opinión, se me escuche y respete".
"En Manchester había más jerarquía. Los veteranos eran muy respetados, se daba por sentado que Gary Neville, Giggs y Scholes estaban al mando".
En el Barcelona, el estilo de Guardiola hace que Piqué vea a su entrenador como una especie de hermano mayor, mientras que a Ferguson, le veía como a un padre.
"Guardiola me ha conquistado con su trato. Han llegado jugadores y él quiere que entiendan la idea que hay detrás de lo que les dice que hagan. Es el entrenador ideal y no mira la edad de los jugadores".
"Si piensa que eres apto, te da una oportunidad. Conmigo se la jugó, porque no es fácil jugar con un central joven, una posición que, en el Barça, conlleva un alto grado de responsabilidad."
Esa responsabilidad la maneja con la combinación de la técnica que aprendió en el equipo juvenil del Barça y la madurez física que adquirió en Manchester.
"En el United aprendí a defender sin el balón. La primera vez que peleé por un balón aéreo con un jugador grande del equipo, me llevé un buen recado".
"Aprendí que no basta con ser grande, tienes que aprender a usar tu cuerpo. Con el Barcelona y con España intento moverme, buscar el mejor pase para el compañero y construir el juego desde atrás".
Piqué piensa que la experiencia de jugar fuera puede ser esencial para el desarrollo de los jóvenes, pero admite que no siempre es tan fácil o glamuroso como parece.
"Cuando me fui a Manchester era muy joven - y, sí, fue fantástico, pero no jugaba siempre. Pasé mucho tiempo en casa. Eché de menos a mi familia. ¡Se convirtió en un auténtico drama! Me gasté todo lo que ganaba en una antena parabólica, pero cada semana me la robaban. La policía descubrió lo que pasaba al cuarto robo, y me las robaban las mismas personas que me las montaban".
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