Con diferente desenlace
miércoles, 18 de abril de 2012
Resumen del artículo
Chelsea y Barcelona se midieron en las semifinales de 2009 de la UEFA Champions League, pero en esta ocasión, en el partido jugado en Stamford Bridge, el resultado fue bien diferente.
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Cuerpo del artículo
Los mismos clubes, el mismo escenario y la misma fase de la competición que hace tres años. Una trepidante semifinal de la UEFA Champions League pero con un contesto totalmente diferente entre el Chelsea FC y el FC Barcelona.
Dos rivales brillantes liderados por sus respectivos entrenadores en un partido que tuvo emoción y equilibrio desde el principio, y que se decidió por un robó de balón de Frank Lampard a Lionel Messi, llegándole el balón a Didier Drogba, que no perdonó para marcar.
Sin duda, hubo claves diferentes desde 2009. En aquellos tiempos, el Chelsea de Guus Hiddink dominó pero desperdició claras ocasiones. Y en esta ocasión, fueron los vigentes campeones los que fallaron una gran cantidad de oportunidades. Con una inesperada facilidad fueron capaces de encontrar y de abrir espacios en la defensa del Chelsea.
El segundo cambio de este Chelsea es que nunca había trabajado menos ante un constructivo Barça. La labor hecha por Roberto Di Matteo ha sido dar una gran confianza a sus jugadores en las escasas seis semanas que lleva al frente del equipo. En ningún momento el Chelsea ha parecido nervioso y el recuerdo de la gesta azulgrana en 2009 tampoco ha sido un peso para los jugadores del conjunto inglés.
Este encuentro ya es un clásico europeo, dos equipos de diferentes países, con conceptos de juego muy distintos, probándose partido tras partido. Cabe destacar que incluso en un encuentro trascendental como este, y en las jugadas más disputadas, los futbolistas se han dedicado alguna sonrisa, señal del respeto que se tienen.
Esa tendencia agradable, después de uno de los partidos más recordados en la historia reciente del fútbol con el tanto a última hora de Andrés Iniesta que rompió los corazones del Chelsea, se resumió en el sincero abrazo que se dieron Di Matteo y Josep Guardiola tras el choque.
Quizás los aficionados se imaginen una conversación de este tipo: "Juguemos el partido de vuelta de la misma manera, con esta intensidad y esta vocación ofensiva, y que gane el mejor. ¿De acuerdo?", cuando el italo-suizo aceptó las felicitaciones de su homólogo catalán.
Y si para un aficionado del Chelsea hay algo tan agradable como sacarse la espinita del tanto de Iniesta, puede que sea el hecho de haber mantenido la portería a cero ante un Barcelona que cada vez se adornaba más para buscar el tanto.
Sergio Busquets mandó la pelota a las nubes en los últimos segundos, pero momentos antes Petr Čech había demostrado su calidad bajo los palos con una tremenda intervención tras un remate de cabeza de Carles Puyol.
El Chelsea ganó porque lo mereció. El ajustado resultado y el evidente choque de estilos hace que se presuma una emocionante vuelta en el Camp Nou.