El Bayern vuela hacia Wembley

No hubo milagro y el FC Bayern München estará en Wembley. Será la segunda final consecutiva para los germanos, la tercera en cuatro en años. Un justo premio para un equipo tremendamente superior en la eliminatoria. El Bayern arrolló en Alemania con un doloroso 4-0 y este miércoles venció con comodidad (0-3) a un FC Barcelona con poco fútbol que acabó rendido ante su rival.

Tras la exhibición del Bayern en el partido de ida, la remontada parecía una misión imposible para el Barcelona, que se mentalizó en los últimos días con aquello de “los milagros existen en el deporte”. Sin embargo, el primer mazazo llegó antes del pitido inicial. Lionel Messi, el goleador insaciable, no estaba físicamente preparado para 90 minutos y comenzó el encuentro desde el banquillo. Su ausencia en el once, unida a la de otros intocables como Jordi Alba, Sergio Busquets o Carles Puyol, dejaba el pase en bandeja de plata para el Bayern.

La ausencia de Messi dolió al aficionado, pero no evitó que el Camp Nou luciese un gran ambiente, algo fundamental para alcanzar lo imposible. Para ello los azulgranas tenían que empujar desde el primer instante, meter al Bayern en su área hasta que le temblasen las piernas. Nada de ello ocurrió. El Barcelona jugó con la calma habitual que tan buen resultado le ha dado los últimos años, pero no funcionó en esta ocasión, cuando el Barcelona tenía que dejarse llevar por la locura y el desenfreno.

Todo ello facilitó las cosas a un Bayern admirable que no perdió la compostura en ningún momento. Los germanos presionaron muy arriba la salida de balón y no regalaron nada al Barcelona, sostenido durante gran partido del partido por un Gerard Piqué colosal en el corte. Con el paso de los minutos los azulgranas fueron perdiendo fuelle y comenzaron a echar en falta la presencia de Messi, prácticamente el único jugador azulgrana con facilidad para el desborde.

Pasó un mundo hasta que llegó la primera ocasión local. Fue en el 23’ con un gran disparo de Pedro Rodríguez que Manuel Neuer desvió a saque de esquina. Instantes después Xavi Hernández mandó fuera un remate acrobático desde el corazón del área. Fueron prácticamente las únicas ocasiones de un Barcelona en el que la sorpresa más agradable fue la gran actuación de Alex Song en el mediocentro. Así se llegó al descanso, con un empate a cero que reafirmó el plan germano y provocó el recelo del aficionado local.

Al poco de comenzar la reanudación Arjen Robben acabó con las especulaciones y puso fin de forma definitiva a las esperanzas azulgranas. El holandés recibió en la derecha un pase de David Alaba, recortó hacia dentro y enganchó un disparo con la zurda imposible para Víctor Valdés. Era el final definitivo de una eliminatoria dominada por completo por un Bayern imperial, muy superior al Barcelona en todos los aspectos.

A partir de entonces todos fueron conscientes del adiós azulgrana a la competición. El primero fue Tito Vilanova, que movió el banquillo para dar descanso a Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Sin dos de sus pilares en el campo el Barcelona acabó rendido ante su rival y encajando un sonrojante global de 0-7. Frank Ribéry, un puñal en banda izquierda, fue el gran protagonista de los otros dos goles.

El extremo galo se deshizo de la defensa azulgrana y colocó dos centros que acabaron en el fondo de la portería, uno rematada por Piqué en propia puerta y otro cabeceado por Thomas Müller al fondo de la red. Fue el final de una auténtica pesadilla para un Barcelona que ve como su aventura europea vuelve a acabar en semifinales. El Bayern, todo lo contrario, llegará a Wembley a toda velocidad. Allí le esperará otra equipo alemán, el Borussia Dortmund.