Unidos por el destino: Koeman y Mozer
miércoles, 7 de enero de 2015
Resumen del artículo
Dos equipos que encarnaban dos formas diferentes de defender se enfrentaron en la final de 1988, en la que se midieron el PSV de Koeman y el Benfica de Mozer.
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La final de la Copa de Europa de 1988 celebrada en Stuttgart fue una gran batalla entre dos culturas del fútbol, una pelea entre grandes leyendas y primerizos sin complejos.
Desde el sur de Europa llegaba el SL Benfica, el gran conjunto luso que no alcanzaba a una final desde el año 1968. Su rival del norte de Holanda, el campeón PSV Eindhoven, venía de ver jugar a sus compatriotas del Feyenoord y del AFC Ajax cinco finales consecutivas entre 1969 y 1973.
La rácana defensa del PSV, su tenacidad y la magia de los goles marcados fuera de casa le ayudaron a alcanzar la final bajo el mando de un joven entrenador, el holandés Guus Hiddink. El equipo terminó con la portería a cero en cuatro de sus ocho partidos y superó los cuartos de final y las seminales gracias a los empates a domicilio ante el FC Girondins de Bordeaux y el Real Madrid CF y a los 0-0 en casa en ambos encuentros.
El experimentado capitán de 34 años Eric Gerets fue el líder del equipo holandés pero fue Ronald Koeman el que puso todo el talento sobre el campo. Con su característico pelo rubio, un Koeman con 25 años fue una constante amenaza gracias a sus milimétricos pases, el arquitecto de casi todos los ataques del PSV. Apodado Tintín por su semejanza con el personaje de cómics, Koeman marcó el segundo gol de su equipo en la victoria por 3-0 en la primera ronda frente al Galatasaray AŞ.
El mismo día en el que Koeman y el PSV ganaban al conjunto cimbom, José Carlos Nepomuceno Mozer vio puerta para el Benfica en la convincente victoria por 4-0 sobre el campeón de Albania, el FK Partizani. El ganador de la Copa de Europa en 1961 y 1962 solo encajó un tanto en ocho partidos camino a la final.
Carlos Mozer, como se le conoce más comúnmente, fue el gran referente en la línea defensiva de las águilas. Ganador de la Copa Libertadores con el CR Flamenco en 1981, el futbolista de 27 años podía no tener la delicadeza de Koeman pero el central de Rio Janeiro sabía cómo parar a los delanteros.
Teniendo en cuenta el gran número de veces que estos equipos habían dejado su portería a cero en el camino hacia Stuttgart, no fue ninguna sorpresa que el tiempo de juego terminara sin goles. El diario español Mundo Deportivo señaló: "Inspirado por un Mozer que se ocupó de todo, el conjunto portugués se mantuvo firme". El Benfica, entrenado por el pragmático Toni, jugó con cautela y conservadurismo en Stuttgart, en parte porque su capitán y mediapunta Diamantino Miranda se perdió el partido por lesión.
El partido se complicó para los portugueses cuando el delantero Rui Águas se lesionó en la segunda mitad. Para ser justos, el equipo de Toni hizo un gran trabajo para impedir que Koeman lanzara ataques para el PSV. "El Benfica era favorito desde el inicio. Su posesión de balón y su marcaje a Koeman fueron excelentes", dijo Hiddink tras el partido.
Al final, fue el debutante holandés el que salió victorioso de una inevitable tanda de penaltis, y se impuso por 5-4. Mozer y Koeman marcaron sus lanzamientos, poniendo el balón lejos del alcance del portero por su derecha. Hans van Breukelen detuvo el disparo de António Veloso y llevó el trofeo a Eindhoven por primera vez. El público neutral consideró que el PSV fue quizá ligeramente mejor en el partido.
Koeman, uno de los más influyentes líberos de su generación, pudo celebrar un título de nuevo varias semanas después, ya que ganó con Holanda el Campeonato de Europa de la UEFA de 1988. Más tarde en su carrera disputaría dos finales más de la Copa de Europa (ganó una con el FC Barcelona en 1992 ante la UC Sampdoria y perdió otra con el equipo español ante el AC Milan en 1994).
Mozer no tuvo tanta suerte. Firmó un sonado traspaso al Olympique de Marseille en 1989, y ayudó al equipo francés a alcanzar la final de la Recopa de Europa de 1991. Sin embargo, después de un empate 0-0 en el tiempo de juego, el Marsella perdió en los penaltis ante el FK Crvena zvezda.
Al convertir su lanzamiento en el estadio San Nicola de Bari, el brasileño se convirtió en el primer hombre en marcar en dos tandas de lanzamientos de penalti en finales europeas, y en el primero en perder dos finales sin recibir un solo gol.
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