La heterodoxia como forma de vida
sábado, 24 de diciembre de 2016
Resumen del artículo
Una de las señas de identidad del fútbol español es la cantidad de recursos tácticos de la que están haciendo gala los entrenadores de los cuatro equipos participantes en la UEFA Champions League.
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Una de las señas de identidad del fútbol español es la cantidad de recursos tácticos de la que están haciendo gala los entrenadores de los cuatro equipos participantes en la UEFA Champions League. Desde UEFA.com analizamos los cambios realizados para seguir entre los mejores.
Zidane: 37 maneras de no perder
Siempre ha gustado en el Santiago Bernabéu el juego eléctrico y directo que el Madrid lleva en su ADN. Ese arte fue pulido y llegó a la excelencia con José Mourinho en el banquillo de la Castellana, y Carlo Ancelotti no varió mucho esa tendencia.
Ahora, con Zinédine Zidane al mando, el Madrid acumula un total de 37 partidos consecutivos sin conocer la derrota en todas las competiciones. Y si hay un rasgo característico en este Madrid es que no tiene rasgo característico. Lo mismo se deja dominar para golpear a la contra, que acumula numerosos hombres en el tercio ofensivo en ataques estáticos. Un día juega la BBC, y al día siguiente hace gala de un sólido 4-4-2. Y todo le sale bien.
El Barcelona menos combinativo
No son pocos los equipos europeos que han intentado clonar el estilo que el Barcelona ha venido perfeccionando en las últimas temporadas. La salida impoluta de la pelota con los centrales bien abiertos, el juego de pies del portero o el 4-3-3 han sido innegociable señas de identidad del conjunto catalán durante la última década, pero desde la llegada de Luis Enrique ese estilo es mucho más heterodoxo, mucho menos rígido.
Desde su aterrizaje en el banquillo azulgrana, el técnico asturiano ha querido dotar al equipo de otras variantes que dominaba menos. Ya no sorprende ver al Barcelona realizar contragolpes, o combinar su característico juego de toque con un fútbol más directo y agresivo. Además, y quizás lo más importante, su capacidad competitiva no se ha visto afectada.
El Atlético aprende a desatarse
Si hay otro equipo que venía siendo más que fiel a sus principios en las últimas temporadas era el Atlético de Madrid. Desde que Diego Pablo Simeone llegara al banquillo del Vicente Calderón, el conjunto colchonero hizo de la defensa y el achique de espacios su marca registrada. No había equipo en Europa más sólido que el suyo, y los resultados comenzaron a llegar.
Pero Simeone siguió las enseñanzas que en su día dejó Charles Darwin, y entendió que la evolución es necesaria para la supervivencia entre los mejores. Así pues, el Atlético mutó este verano hacia un conjunto más ofensivo. Se quitó corsés y se dio alguna licencia que hace dos años parecía imposible. El 4-4-2 se combina con el 4-3-3, y si bien es cierto que este año encajan más goles (siete más), también marcan bastantes más (seis más). Quizás los que acuden a la orilla del Manzanares lo agradezcan.
Camaleónico Sevilla
"No es la más fuerte de las especies la que sobrevive y tampoco la más inteligente. Sobrevive aquella que mejor se adapta al cambio". Esta frase de Darwin define a la perfección lo que está haciendo esta temporada el conjunto andaluz. Después de alcanzar la gloria con Unai Emery en el banquillo, lejos de caer en la autocomplacencia, el Sevilla encargó a Jorge Sampaoli la misión de dar otra vuelta de tuerca al equipo. Y vaya si lo ha hecho.
Combinando un sinfín de esquemas y movimientos tácticos, el Sevilla ha logrado el pase a octavos de final de la UEFA Champions League y es tercero en la Liga, con diez puntos más que la pasada campaña a estas alturas. El tapete del Sánchez Pizjuán se ha convertido en un tablero de ajedrez, y la afición sevillista parece disfrutar con ello.