Análisis Táctico de la UEFA Conference League: cómo el Chelsea se hizo con el control ante el Copenhague
viernes, 7 de marzo de 2025
Resumen del artículo
El Observador Técnico de la UEFA David Adams analiza cómo el Chelsea se impuso en la batalla estratégica por proteger y explotar las zonas centrales del campo en un disputado encuentro de ida.
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El gol del Copenhague en una jugada a balón parado redujo la desventaja a un solo gol y aseguró que esta eliminatoria de octavos de final de la UEFA Conference League siga igualada a pesar de que su rival de la Premier League continúa con su pleno de triunfos en la competición con una séptima victoria consecutiva.
En este artículo, el Observador Técnico de la UEFA David Adams, en colaboración con la unidad de análisis de la UEFA, arroja luz sobre una fascinante lucha por el dominio del juego en el centro del campo y cómo un ajuste táctico del entrenador del Chelsea, Enzo Maresca, dio resultados instantáneos.
Luchar por la ventaja
Empezando por la temprana pugna por la superioridad, Adams identificó dos tendencias opuestas con el balón. "En la primera parte, el Chelsea, con un 3-2-2-3 ofensivo, trató de explotar la estructura defensiva 5-2-3 del Copenhague", explicó Adams.
El primer vídeo muestra el éxito de los locales a la hora de contener al Chelsea. El primer clip muestra la forma compacta del bloque central, que contribuyó a impedir que los máximos goleadores del torneo en la fase liga disparasen a puerta en la primera parte. "El Chelsea utilizó tres más dos en la fase de creación", explicó Adams. "El Copenhague los emparejó con tres delanteros y dos centrocampistas para impedir las rupturas de líneas centrales".
Los dos mediapuntas del Chelsea, Cole Palmer y Kiernan Dewsbury-Hall, se vieron obligados a buscar espacios por fuera de los dos centrocampistas defensivos. En los clips dos y tres vemos lo bien que presionan en grupo los centrocampistas del Copenhagen y la eficacia de los centrales y los laterales, en especial Birger Meling por la izquierda, que saltan para obligar a Palmer y Dewsbury-Hall a alejarse de la portería y volver a meterse dentro.
"El Copenhagen también trató de igualar los números del ataque del Chelsea con dos mediapuntas y tres delanteros", señaló Adams. "La contrapartida fue que los centrales y los laterales tuvieron que ser agresivos en su presión para evitar que los mediapuntas tuvieran éxito".
La presión de Copenhagen
En la primera parte, el Chelsea utilizó un 4-4-2 cuando no tenía el balón, y primero Malo Gusto y luego su sustituto, Marc Cucurella, se replegaban de la banda izquierda al lateral cuando perdían el balón. "La formación del Copenhagen con la posesión del balón, 3-4-3, parecía decidida a explotar este sistema", explicó Adams, señalando las oportunidades de pases de ruptura de líneas creadas por la colocación de los cuatro centrocampistas en rombo como la segunda tendencia clave en la posesión.
El segundo vídeo ilustra cómo los locales penetraron en el bloque del Chelsea con pases verticales hacia delante, progresiones de los centrales y balones diagonales desde la banda hacia el último tercio. Merece la pena observar cómo la forma de rombo del centro del campo obliga a los centrocampistas del Chelsea a desocupar la zona central por delante de su línea de defensa.
Adams destacó la importancia de esta batalla central por la superioridad en la fase de creación. "Todos los equipos intentan encontrar desbordes centrales y colocar a sus jugadores más creativos, como Palmer en el caso del Chelsea, entre líneas para conectar con la línea de arriba. Del mismo modo, situar a los jugadores por dentro reduce la oposición, por eso se ve la importancia de los extremos o los laterales que pueden atacar el uno contra uno y crear situaciones de centro".
El replanteamiento de Maresca
El último clip del segundo vídeo de arriba ilustra la debilidad de los cuatro centrocampistas del Chelsea avanzando para presionar en un sistema 4-1-4-1 cambiado, con el mediapunta del Copenhagen, Viktor Claesson, recibiendo lejos del único centrocampista defensivo del Chelsea, Reece James.
Para entonces, James ya había roto el empate con un disparo desde fuera del área en el primer minuto de la segunda parte.
El gol recompensó al instante los atrevidos cambios introducidos por Maresca en el descanso, con tres sustituciones y una modificación de la formación en la salida de balón. Aunque el vídeo de arriba muestra el riesgo de contar con un centrocampista de contención, las recompensas también fueron evidentes. "El cambio del Chelsea del 4-4-2 al 4-1-4-1 supuso un mayor control del medio frente al rombo", afirmó Adams. "Fue más agresivo y quizá contribuyó a cambiar el ritmo del partido. En cuanto a la posesión del balón, la forma fue constante, pero los centrocampistas tuvieron más éxito en la segunda parte".
La presión grupal
El último vídeo destaca otro aspecto impresionante de la exhibición del Chelsea que se mantuvo constante: la presión hombre a hombre.
Vemos el riesgo frente a recompensa de una presión grupal intensa y cohesionada en el bloque alto del primer clip, con los seis delanteros del Chelsea fijando a rivales directos para obligar al portero, Diant Ramaj, a jugar en largo e iniciar un ataque cuatro contra cuatro. El último ejemplo conduce al gol decisivo del suplente Enzo Fernández tras una pérdida de balón en las profundidades del campo del Copenhagen.
"El planteamiento del Chelsea a la hora de presionar fue el mismo durante todo el partido", afirmó Adams. "Pero lo que marcó la diferencia fue la sincronización y la valentía de los laterales para irse arriba y dejar a sus compañeros uno contra uno en la zaga, y la capacidad de los centrales para sentirse cómodos defendiendo en las zonas abiertas".
Lección clave: el rendimiento físico importa
Adams señaló un mensaje importante para los entrenadores que buscan perfeccionar a jóvenes defensas capaces de prosperar en un sistema de jugador a jugador en la élite. "Hay que desarrollar a los centrales para que tengan la capacidad atlética y la habilidad de defender en el centro y en las bandas", afirmó.
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