Gascoigne sentencia a Escocia
lunes, 6 de octubre de 2003
Resumen del artículo
Escocia - Inglaterra 2-0
El torneo de los anfitriones dio un giro a su favor en un minuto dramático en el que Paul Gascoigne marcó un gol memorable.
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Inglaterra siguió con vida en el torneo después de lograr su primera victoria dentro de su grupo por 0-2 ante Escocia gracias al gol de Alan Shearer, el penalti detenido por David Seaman y la gran maniobra para su tanto de Paul Gascoigne.
Después de todo el bombo que se le había dado al partido, casi era de esperar que la primera parte fuese una decepción. Terry Venables introdujo en el descanso a Jamie Redknapp para que ayudase a Paul Gascoigne a conducir el juego. Pronto se vio recompensado.
Gareth Southgate combinó con Gary Neville, que se internó sin ninguna oposición por la banda derecha y envió un fuerte centro que pasó por encima de varios jugadores antes de ser cabeceado a la red por Alan Shearer. Era el primer jugador inglés que marcaba más de un gol en partidos de la fase final del Campeonato de Europa UEFA. Con un Steve McManaman que controlaba el balón con habilidad, Inglaterra parecía tener el camino allanado
Pero los escoceses tuvieron el mérito de no bajar los brazos. David Seaman tuvo que hacer una buena parada para salvar un testarazo de Gordon Durie, a quien Tony Adams hizo luego una entrada en el área de castigo. La suerte de Escocia no era tanta como parecía: cuando Gary McAllister cogió carrerilla para lanzar la pena máxima, el balón se movió en el punto de penalti y Seaman despejó su fuerte disparo con el codo. El último gol de McAllister con Escocia había sido el que marcó en la fase final de 1992, desde el punto de penalti.
Con la mala fortuna a la que se habían acostumbrado en las competiciones importantes, Escocia tuvo que contemplar cómo su viejo enemigo aumentaba su ventaja inmediatamente. En la parte izquierda del ataque inglés, Darren Anderton envió un balón de volea para Gascoigne, que anotó su mejor tanto con Inglaterra haciéndole un sombrero a Colin Hendry y voleando el balón por bajo lejos de la estirada de Goram. Un momento verdaderamente memorable. Pero Inglaterra había jugado una vez más a rachas, y sin duda tendría que jugar sensiblemente mejor contra Holanda. Para Escocia, fue el habitual fracaso heroico.