Bilić exultante con la victoria croata

El seleccionador croata Slaven Bilić rara vez muestra sus emociones, pero esta vez no pudo esconder su alegría tras la victoria de su selección sobre Alemania por 2-1. Bilić, fue la figura más animada en el Wörthersee Stadion tras el partido que dejó a su equipo a la cabeza del Grupo B.

Poco convencional 
Bilić, es a sus 39 años, el entrenador más joven de la UEFA EURO 2008™ y el menos convencional, ya que combina su carrera deportiva con la musical, tocando la guitarra en un grupo de heavy metal. Su homólogo en el banquillo alemán, el inmaculado Joachim Löw, parece un tanto severo en comparación. Ambos, jugaron en su carrera como futbolistas en el Karlsruher SC de la Bundesliga alemana, pero ahí terminan los parecidos entre ambos.

En guardiaEl antiguo seleccionador de Croacia Sub-21, que se hizo cargo del equipo absoluto en julio de 2006 y ahora ha llevado al equipo a los cuartos de final con su victoria, hizo un número durante el partido ante Alemania. Bilić recorrió cada centímetro de su área técnica a pesar de la incesante lluvia. Incluso cuando estaba sentado con las manos en las rodillas, se levantaba y gesticulaba a sus jugadores como un hombre poseído. Su sentido de la frustración por no estar él mismo jugando se dejaba notar cuando desde el banquillo lanzaba virtualmente faltas y tiros a portería.

Abrazos de celebraciónCuando Darijo Srna hizo el primer gol en el minuto 24, Bilić no pudo contenerse más, y saltó al terreno de juego antes de recordar su sitio y volver con un salto hacia atrás a la zona técnica, corriendo a los brazos de su equipo técnico. Se mantuvo más tranquilo con el segundo gol conseguido por Ivica Olić en el minuto 62, pero sus nervios fueron aparentes cuando Lukas Podolski redujo las diferencias a once minutos para llegar al final. Tras el pitido final, sin embargo, volvió al terreno de juego, para seguir celebrando con abrazos la victoria. Diez años después de jugar en el equipo de Croacia que derrotó a Alemania por 3-0 en los cuartos de final de la Copa Mundial de la FIFA de 1998, Bilić fue el arquitecto de su segundo triunfo, y el sabor de esta victoria no fue menos dulce que el de aquella.