Klinsmann en la EURO '96
lunes, 12 de marzo de 2012
Resumen del artículo
En nuestro repaso a los pasados Campeonatos de Europa de la UEFA, el capitán de la victoriosa selección germana nos habla de la EURO '96 de Inglaterra. Un triunfo para la unidad en todos los sentidos.
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Sólo con talento no se llega a la cima no el fútbol, y si no pregunten a Jürgen Klinsmann.
Como hombre que ascendió los 39 escalones del viejo Wembley para recoger el Trofeo Henri Delaunay de manos de la Reina Isabel II, sabe mejor que ninguno el secreto que le dio la victoria a Alemania en la EURO' 96. Lo primero y más importante para él era el magnífico espíritu que había dentro de la selección de Berti Vogts, algo que les permitió superar retos complicados antes de levantar el trofeo tras su victoria ante la República Checa en la final.
"Creo que el Campeonato de Europa de 1996 disputado en Inglaterra fue una gran experiencia para nosotros, ya que había mucho compañerismo en el equipo y sabíamos que gracias a nuestro espíritu colectivo podíamos competir contra cualquiera. Luchamos durante todo el torneo y jugamos realmente bien al fútbol, incluso a pesar de no ser el mejor equipo. Italia era algo mejor, Inglaterra tenía un gran equipo también, pero nosotros teníamos más ganas", recuerda Klinsmann.
El lema de Vogts era que 'allí no había estrellas, el equipo era la estrella', aunque en su selección no escaseaban los futbolistas con clase. Alemania llegó a Inglaterra con el tercer mejor récord de la clasificación y en la figura de Matthias Sammer encontró a un líbero que acabaría siendo el jugador del torneo. También tenía a Klinsmann. Uno de los siete supervivientes del éxito de la República Federal de Alemania que ganó el Mundial de 1990, había marcado en los últimos cuatro grandes torneos (las Eurocopas de 1988 y 1992, y los Mundiales de 1990 y 1994), e iba a ser uno de los jugadores clave portando el brazalete de capitán.
Para el ariete de entonces 31 años, un campeonato que tenía como lema "El fútbol vuelve a casa” le daba una oportunidad de regresar al país en el que había destacado en el Tottenham Hotspur FC en 1994/95 antes de fichar por el FC Bayern München. Klinsmann fue el primer gran jugador germano en jugar en la liga inglesa desde que el portero Bert Trautmann jugará allí tres décadas antes. Se ganó a los aficionados ingleses por su fortaleza, su personalidad y sus 29 goles con la camiseta del Tottenham. "Jugué en un equipo en el que había mucha química, todo funcionaba", declaró.
Se podría decir lo mismo de Alemania en la EURO '96, una selección que ganó sus dos primeros partidos sin excesivos problemas: derrotó a la República Checa por 2-0 antes de que Klinsmann hiciera dos goles en el 3-0 sobre Rusia. El 0-0 ante Italia confirmó a los germanos como campeones de grupo, y mandó a los italianos a casa antes de lo que hubieran deseado. Klinsmann rompió el empate desde el punto de penalti en los cuartos de final ante Croacia pero tuvo que dejar el campo antes del descanso por una lesión que le impediría jugar las semifinales.
Con él ausente, Davor Šuker empató en el minuto 51. Cinco minutos después los croatas perdieron a Igor Stimac al ver éste la tarjeta roja y, antes de la hora, Sammer hizo el 2-1 para los suyos. El premio para Alemania fue una semifinal ante Inglaterra en Wembley. Aunque Klinsmann tuvo que ver el partido como un mero espectador, la recuerda como un partido inolvidable. "Había un ambiente tremendo, sobre todo por parte de los aficionados ingleses que cantaron durante todo el partido. Fue fantástico, se te ponía la piel de gallina".
Alan Shearer y el recambio de Klinsmann, Stefan Kuntz, intercambiaron goles, y Kuntz volvió a marcar en la prórroga aunque su tanto fue anulado por un empujón. Alemania además sobrevivió a un disparo de Darren Anderton al palo y a otra buena ocasión de Paul Gascoigne tras un gran centro de Shearer. Como en Italia '90, hizo falta una tanda de penaltis para decidir quien pasaba a la final. Andreas Köpke paró una pena máxima a Gareth Southgate antes de que Andreas Möller hiciera el 6-5. "Creo que ningún jugador, inglés o alemán, olvidará aquella semifinal", comentó Klinsmann.
Alemania volvió a Wembley el 30 de junio para acabar su participación en el torneo como empezó, contra los checos. Klinsmann recuerda su determinación para evitar otra sorpresa como la de la EURO '92 ante Dinamarca. "Perdimos la final cuatro años antes, en Suecia y ante Dinamarca, porque no estuvimos concentrados al 100 por cien, fuimos demasiado arrogantes. Alcanzamos la final y pensamos: 'Ok, ganaremos este título también', pero subestimamos a Dinamarca. Eso era lo que queríamos evitar ante la República Checa".
Como contra Inglaterra, Alemania concedió primero. Patrik Berger convirtió un penalti en el minuto 59 después de derribar Sammer a Karel Poborský. Sin embargo, Oliver Bierhoff, que salió en el minuto 69 por Mehmet Scholl, dio la vuelta al partido. En cuatro minutos aprovechó un saque de falta de Ziege para superar a Petr Kouba y empatar para Alemania, y a los cinco minutos de la prórroga volvió a marcar, en este caso el gol de oro, para resolver la final.
"Eso era nuevo, un gol que al marcarlo acababa con el partido. Fue un sentimiento extraño y no sabíamos como reaccionar. Primero intentamos digerirlo y luego, por supuesto, comenzó la fiesta", comentó Klinsmann. Y además, y más importante, fue el primer trofeo levantado por la Alemania unificada. Klinsmann cree que el fútbol ayudó al país a unirse tras la caída del muro de Berlín.
Aquellos "nuevos jugadores que llegaron al equipo desde la Alemania del Este" se tuvieron que adaptar a "una mentalidad completamente nueva", explicó. Sammer, en particular, era un claro ejemplo. "Ese proceso se aceleró por el fútbol. El fútbol ayudó a construir un puente entre el Este y el Oeste de Alemania. Y el hecho de que jugadores como Matthias Sammer u otros llegaran a la selección ayudó mucho al cambio cultural, porque eran ídolos de los alemanes del este".
En una noche de verano en Londres fueron ídolos, de este a oeste, mientras Klinsmann subía esos peldaños en Wembley.
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