Facchetti rememora su día de suerte
martes, 3 de abril de 2012
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"El estadio todavía estaba lleno y cerca de 70.000 espectadores estaban esperando para escuchar el resultado", recuerda el antiguo lateral izquierdo sobre la clasificación de Italia a la final de la Eurocopa de 1968.
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El lanzamiento de una moneda se puede utilizar para resolver una disputa entre amigos, para elegir una de las dos alternativas e incluso simplemente para decidir quién comienza. Una vez, sin embargo, decidió el equipo que estaría en la final del Campeonato de Europa de la UEFA.
Durante 120 minutos, Italia y la Unión Soviética no lograron marcar un gol en las semifinales del campeonato continental de 1968. La azzurri hizo un gran esfuerzo para evitar que sus rivales marcasen al estar con uno menos por la lesión al inicio de Gianni Rivera. Su destino, sin embargo, pasó de repente a estar en sus propias manos y en las de los árbitros.
El capitán Giacinto Facchetti, el hombre designado para elegir la cara de la moneda, recuerda que estaba muy nervioso tras el pitido final. "En aquel tiempo no se decidían los partidos en la tada de penaltis y el choque se dirimió mediante el lanzamiento de una moneda. Italia había jugado casi todo el encuentro con diez hombres y en ese momento los cambios no estaban permitidos pese a le lesión de un compañero.
"Otro de nuestros jugadores estaba sufriendo calambres constantemente por lo que acabamos con nueve hombres y medio. Al final de la prórroga, el árbitro alemán llamó a los dos capitanes. Nos dirigimos a los vestuarios juntos, él sacó una vieja moneda y yo elegí cruz. Fui el ganador e Italia accedió a la final. Tan pronto como terminamos el sorteo me fui corriendo a las escaleras y lo celebramos. El estadio todavía estaba lleno y cerca de 70.000 espectadores estaban esperando para escuchar el resultado. Mis celebraciones hicieron que la grada se enterase de la victoria italiana.
A pesar de ganar la Copa Mundial de la FIFA en 1934 y en 1938, Italia no volvió a estar en una final hasta 30 años después. Sin embargo, los compatriotas de Facchetti sabían que su espera acabaría una vez su capitán emprendiera aquella famosa caminata. "Sólo esperaba que la suerte estuviera de mi lado. Uno de mis compañeros, Tarcisio Burgnich, preguntó que quién iría por Italia. Cuando le dijeron que iba a ser yo, dijó '¡Esto está acabado, Facchetti es un hombre con suerte!'. Afortunadamente, las cosas salieron como el predijo", declaró Facchetti.
"En el pasillo ya iba gritando y cuando vio mi reacción y la de mis compañeros el público ya no tenía dudas sobre el resultado. El público lo celebraba porque eso significa que estábamos en la final por primera vez en 30 años". Y todo porque Facchetti eligió cruz.