Italia - España: recuerdos de su final en la EURO 2012

Ningún partido de competición entre España e Italia se había decidido por más de un gol hasta la final de la EURO 2012 en Kiev, cuando una España en su mejor momento se impuso por 4-0 para conseguir su tercer gran título consecutivo, algo sin precedentes.

En el primer encuentro de la fase de grupos, el marcador fue de 1-1, pero David Silva y Jordi Alba marcaron antes del descanso en la final, para que más tarde, los suplentes Fernando Torres y Juan Mata completasen la victoria más amplia en una final de la EURO para los españoles. Ahora, ambas selecciones se enfrentan de nuevo el martes en Wembley por un puesto en otra final. Nuestros reporteros de España e Italia en este torneo y en la fase final de 2012, Graham Hunter y Paolo Menicucci, echan la vista atrás nueve años hasta aquel encuentro en el NSC Olimpiyskiy.

Graham Hunter, reportero de España

Recuerdo la final de la EURO 2012 con enorme cariño por varias razones, y no solo por el resultado. Un dramático concierto de Queen en las calles de Kiev la noche antes de la gran final: "¡Sólo puede haber uno!", cantaba Adam Lambert (el brillante sustituto de Freddie), e incluso 24 horas antes de que España se enfrentase a Italia estaba absolutamente seguro de cuál de los dos equipos sería el campeón.

Suele ser difícil pronosticar el resultado de un partido, pero en aquel momento, España rebosaba no sólo de saber hacer, de mucho talento, de confianza en sí misma y de energía.

Los jugadores habían convencido a Don Vicente del Bosque para que abandonara los planes originales y no volara los 1.500 km desde su semifinal en Donetsk hasta el cuartel general en Gdańsk, o los 1.000 km de vuelta a Kiev.

Se sentían frescos, preparados y así nos lo hicieron saber. Lo único que faltaba era un guiño teatral para decir: "¡Vamos a ganar esto, no te preocupes!"

El partido fue una gozada. Como productor, me dieron un pase para acompañar a nuestro cámara en el campo detrás de la portería (la de Iker Casillas en el primer tiempo) lo que te da un punto de vista raro, privilegiado e involucrado.

El gol de David Silva. ¿Cómo es posible que, frente a una defensa descomunal, España se haya adelantado gracias a un cabezazo de un jugador tan bajo? Vi la carrera de Jordi Alba casi al mismo tiempo que la de Xavi Hernández: ¡qué pase, qué remate!

Luego, la visión de España y su control del balón haciendo perseguir a Italia la pelota, dejó a los transalpinos muy cansados. Los goles para redondear la goleada, de Fernando Torres y de Juan Mata, pusieron la guinda del pastel y convirtieron la victoria en algo histórico. Una forma más que adecuada, se diría, de poner fin a la racha histórica de títulos de España, espero que de manera temporal.

Después del partido, tuvimos el privilegio de acceder al vestuario. Me permitieron ser el único periodista en los vestuarios de España inmediatamente después de la final de la Copa Mundial de la FIFA dos años antes y los jugadores y el entrenador estaban igual de contentos esta vez. Unas imágenes preciosas.

Lo que más destacó fueron las celebraciones de perfil bajo. "Esto es lo que hemos venido a hacer, esto es lo que hacemos. Trabajo hecho", fue el tono habitual, un tono totalmente relajado.

Sin embargo, lo que resultaba conmovedor y agradable era la presencia, por doquier, de esposas, novias, padres y, sobre todo, niños pequeños. Hijos e hijas retozando alegremente sin saber que sus padres, no sólo "papá", eran en realidad héroes para el resto de la historia. Algo así como genios.

Aquellos días amigos míos... Pensamos que nunca acabarían.

Paolo Menicucci, reportero de Italia

Lo primero que recuerdo cuando pienso en aquella final es a Iker Casillas gritando al árbitro que no añadiera tiempo añadido y pitando el final del partido. "Respeto" para una Italia ya derrotada. Un acto de clase de uno de los mejores porteros del mundo. Tenía razón: esa selección italiana merecía respeto.

El equipo de Cesare Prandelli llegó a aquella final de Kiev sin gasolina en el depósito. Al menos, no la suficiente para enfrentarse a una brillante España que hacía que cualquier rival corriera detrás del balón gracias a su famoso juego de posesión, liderado por artistas en el centro del campo como Andrés Iniesta y Xavi.

Una alegría para los amantes del fútbol de todo el mundo, un poco menos para los jugadores que llegan de dos duras batallas contra Inglaterra y Alemania en cuartos y semifinales, respectivamente. Una pesadilla cuando encima se pierden jugadores clave por lesión. Giorgio Chielllini a los 20 minutos, Antonio Cassano jugando con molestias y luego Thiago Motta cinco minutos después de haber entrado como tercer cambio de Prandelli en el partido, obligando a los italianos a jugar con diez hombres durante casi toda la segunda parte.

Entrevisté a Gianluigi Buffon y a Chiellini unos años después de aquella final, y la frustración por no haber tenido la oportunidad de enfrentarse a aquel magnífico equipo a pleno rendimiento seguía presente. Quedó claro cuatro años después, cuando Italia volvió a enfrentarse a España en octavos de final. Los italianos ganaron por 2-0, decididos a anular los recuerdos de aquella final. "Obviamente, esta vez no fue una final", dijo Chiellini tras el partido. "Pero el fútbol es genial porque siempre te da una segunda oportunidad y esta noche no la íbamos a desaprovechar".

El viejo león de la defensa italiana no podía saber que el fútbol quería otro capítulo del eterno duelo entre Italia y España en la EURO 2020. Esta vez será en Wembley, con una final en juego. Ambos equipos llegan con mucha sangre nueva en sus plantillas. Sí, aquellos días de gloria ya pasaron, pero cuando pienso en el lugar en el que estaba Italia hace sólo tres años, el futuro parece tan brillante que tengo que ponerme gafas de sol para no ilusionarme en exceso.