El trotamundos de Haarlem
martes, 2 de agosto de 2005
Resumen del artículo
En la primera parte de una extensa charla, Ruud Gullit le cuenta a uefa.com sus primeros años.
Cuerpo del artículo
En la primera parte de un extenso reportaje, Ruud Gullit habla a uefa.com sus primeros años.
Por Pete Sanderson
Ruud Gullit sería el primero en admitir que el fracaso es el condimento que da verdadero sabor al éxito.
Viaje épico
La leyenda holandesa bien puede haber bebido a sorbos el champán de los trofeos más exclusivos del fútbol, pero esto no fue así al principio de su carrera. Sus inicios le harían apreciar con mayor intensidad el éxito que más tarde le brindó el fútbol.
Haarlem globetrotter
"He tenido suficientes decepciones", dijo Gullit a uefa.com, recordando los tres años que pasó tratando de asentarse en el Haarlem FC antes de fichar por el Feyenoord. "Al principio, antes de llegar a Rotterdam, yo jugaba a un nivel muy bajo, mi única meta era divertirme. Pero, cuando me fichó el Feyenoord, no sólo comprendí que tenía talento, sino que además estaba seguro de poder llegar con él a la cima".
Icono de su generación
Extrañamente, uno de los momentos más oscuros de Gullit fue en los pasillos de Portman Road (estadio del Ipswich Town FC inglés). Fue rechazado después de una prueba requerida por el señor Bobby Robson, que se interesó por sus aptitudes. Como John Barnes o Paul Gascoigne, que también llamaron a la puerta del Ipswich a temprana edad, el carismático holandés pronto se reiría de la adversidad, y se convertiría en uno de los jugadores más representativos de su generación.
En su juventud
"La carrera de un jugador joven puede dar muchos vuelcos. La primera vez que me llamaron para el equipo nacional juvenil, de repente, comprendí que realmente podría jugar. Tuve suerte porque trabajé con algunos grandes entrenadores de fútbol base. Primero me topé con Louis Van Gaal cuando tenía tan sólo 16 años; luego vinieron Van Willem Hanegen y Johan Cruyff y mi carrera se vió enormemente favorecida gracias a ellos".
Valor holandés
Cuando era muy joven Gullit causó muy buena impresión en el estadio De Kuip antes de unirse al PSV Eindhoven donde ganó dos títulos holandeses en 1986 y 1987. Su peculiar peinado de rastas pronto cautivó al fútbol internacional. Fue la plataforma perfecta para el virtuoso holandés y poco después creció su reputación en la Eurocopa de 1988 al conducir a su equipo a la gloria.
'El mejor equipo'
"Comenzamos mal en nuestro partido ante Rusia y ciertamente no nos dimos cuenta de que seguiríamos y ganaríamos. Todos veían a Alemania como el favorito porque ellos eran muy fuertes y jugaban en casa pero demostramos que éramos el mejor equipo en ese torneo. Sabíamos que si podíamos hacerle llegar el balón a Marco van Basten entonces podíamos vencer a cualquiera”.
"Toque de oro"
Rara vez un equipo tiene un tridente tan fuerte como el de Van Basten, Frank Rijkaard y Gullit. Rijkaard era una roca, Gullit un mago, y Van Basten tenía un toque de oro, así lo recordó el capitán: “Todo lo que tocaba lo metía, y todo lo que tenía que hacer yo era darle a él el balón”.
"Sobre una nube"
Después de vencer a los alemanes en la semifinal, Gullit marcó el primer gol de cabeza en la final que ganaron los holandeses a Rusia por 2-0. Las escenas después del pitido final están todavía en su cabeza. “Cuando levantas el trofeo es como si algo gritara dentro de ti. Es increíble y vives sobre una nube por 24 horas”. Él no lo sabía en ese entonces pero pronto se acostumbraría al dulce sabor del éxito.