El más bonito de los epílogos
viernes, 25 de mayo de 2012
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Lo que parecía una obra sacada de contexto, por el radical cambio de estilo, en sus primeros capítulos, ha terminado siendo la más apasionante de las historias que se recuerdan a orillas de la Ría del Nervión.
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Athletic Club y FC Barcelona disputarán este viernes en el Estadio Vicente Calderón el último partido oficial de la temporada, la última función con la Copa del Rey en juego.
Y si el partido ha adquirido tintes de despedida en la Ciudad Condal por el inmediato adiós de Josep Guardiola, en el Athletic la cita se vive con una mezcla de desquite, tras lo de Bucarest, e ilusión, la que otorga de por sí protagonizar un acto final.
En una temporada en la que la afición bilbaína ha tomado Old Trafford, Teatro de los Sueños, con más de 8.000 aficionados, o ha teñido de rojo y blanco las calles de la capital rumana en la final de la UEFA Europa League, el desembarco masivo, el gran despliegue está programado para este viernes en la capital de España. Y es que se esperan unos 50.000 seguidores del Athletic en las calles de Madrid, escenario de la gran final.
Son 300 autobuses los que han salido desde la capital vizcaína, a lo que hay que sumar dos trenes, uno de ellos exclusivo para la ocasión, y doce vuelos desde el aeropuerto de Loiu. Eso, y los miles de desplazamientos de vehículos particulares que se esperan para este jueves y viernes, harán sentirse a los de Marcelo Bielsa como en casa, como en el viejo y mítico San Mamés.
Y es que la entendida afición vizcaína no quiere perderse la última función de un equipo que les ha mantenido pegados a sus butacas desde que se izara el telón, allá por el mes de agosto. Lo que parecía una obra sacada de contexto, por el radical cambio de estilo, en sus primeros capítulos, ha terminado siendo la más apasionante de las historias que se recuerdan a orillas de la Ría del Nervión.
El director de la compañía, el singular Bielsa, ha sacado lo mejor de sus actores. Tal y como se esperaba, Fernando Llorente ha asumido el papel principal, el que obliga a sacar de apuros al equipo en los momentos complicados. Pero si hay algo que ha asombrado al patio de butacas ha sido la aparición y consolidación de los actores secundarios.
Óscar de Marcos ha dotado de frescura y sorpresa al equipo, asentándose como el más camaleónico sobre el escenario. Markel Susaeta se ha destapado como imprescindible en las noches de ‘no hay billetes’, mientras que Iker Muniain ha aportado la frescura y el descaro que hacen diferente la función. Las tablas en el escenario las ponen Ander Iraola y Fernando Amorebieta, mientras que los efectos especiales quedan para Ander Herrera e Ibai Gómez.
El resultado es una obra que te mantiene pegado al asiento desde el primer minuto, en la que, con una fe inquebrantable, el joven protagonista intenta seducir a su Dulcinea. No es el más alto, ni el más rico, ni el más fuerte de los pretendientes de la dama, pero su propuesta es la más romántica, la más poética y la más auténtica de todas. Puede que al final no conquiste a la dama, que quizás prefiera el brillo y exuberancia de su rival, pero se habrá ganado el corazón de todos los espectadores.