Recuerdos de Eusébio
lunes, 6 de enero de 2014
Resumen del artículo
Uno de los corresponsales de UEFA.com en Lisboa, José Nuno Pimentel, rememora de primera mano sus reuniones con la leyenda lusa fallecida este domingo a los 71 años.
Article top media content
Cuerpo del artículo
Después de trabajar en medios de comunicación deportivos desde 1997, tuve la ocasión de conocer a Eusébio en persona en 2003 de cara a la UEFA EURO 2004.
Con una gran emoción alrededor de la competición en todo el país, yo estaba trabajando para el periódico nacional Diário de Notícias escribiendo una Enciclopedia del Campeonato de Europa. Cuando llegamos al tema de quién debería escribir el prólogo para el capítulo 'Las Leyendas – Salón de la Fama de la A a la Z', el equipo que se encargaba de la publicación fue unánime. Tenía que ser Eusébio.
Él se mostró un poco receloso cuando inicialmente le expliqué lo que queríamos de él. A pesar de ser una estrella, Eusébio no estaba acostumbrado a hacer este tipo de cosas, así que le dije que íbamos a hacer como si fuera una entrevista sobre su pasión por el fútbol, y lo que significaba para Portugal, para la gente del país, y para el fútbol portugués acoger la competición. Luego lo resumiría todo y podría su firma.
La primera reunión estaba planeada en Adega da Tia Matilde, un restaurante en el barrio de Rego en Lisboa que era como una segunda casa para Eusébio, pero se perdió la cita porque le ocurrió algo en el último minuto. Yo me frustré, por supuesto, temiendo que no sería posible cumplir con los plazos acordados, pero conociendo lo que se decía de su carácter, sabía que no me dejaría tirado. Creo que nunca decepcionó a alguien. Se disculpó por faltar a nuestro primer encuentro y programamos otro para el día siguiente.
Estaba nervioso esperando en el restaurante. Fue puntual, pero tardó un poco en llegar hasta mí porque se paró en casi todas las mesas. Todo el mundo quería hablar con él y él tenía tiempo para todo el mundo. Cuando finalmente llegó hasta mí la conversación fue de lo más fluida y pude confirmar lo que todo el mundo decía de él: un hombre humilde, ese tipo de personas que prefieren alabar a sus rivales que ensalzar sus grandes logros.
En realidad era la segunda vez que estaba con Eusébio. Mi primer contacto con él fue a principios de los años 80, poco después de que se retirara, cuando estaba en la academia del Benfica bajo su supervisión. La experiencia fue más bien corta (estaba allí más por vivir al lado del campo que por mi habilidad con el balón) pero para mí fue un sueño jugar bajo la mirada de Eusébio.
Como yo, muchos de esos niños ni siquiera le habíamos visto jugar, pero se había ganado nuestro respeto tras haber escuchado a nuestros mayores hablando de él, elogiándole. Eso es lo que significa para Portugal y para el fútbol luso. Tengo la suerte de haber compartido con él esos dos momentos, dos momentos que con toda seguridad nunca olvidaré.