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Pendientes de Riazor

FC Porto - RC Deportivo La Coruña 0-0
La sobriedad defensiva del Deportivo impide a un Oporto conformista cobrar ventaja en la eliminatoria.

Por Antonio Terrades Martí

Ni FC Porto ni Deportivo La Coruña arriesgaron en exceso en el partido de ida de las semifinales de la UEFA Champions League. La disposición defensiva con la que los conjuntos saltaron al campo no se quebró en los 90 minutos de juego. El resultado es inquietante para ambos. Para el Oporto porque se jugará el pase a la final en territorio adversario. Para el Depor porque pierde a dos hombres fundamentales en su esquema por sanción: Jorge Andrade y Mauro Silva.

Poco atrevimiento
Ambos equipos saltaron al terreno de juego con una consigna clara: amarrar atrás e intentar sorprender en alguna jugada suelta arriba. Y los jugadores aplicaron esta misiva de forma excelente durante la primera parte. Continuas interrupciones, faltas cada dos por tres y muy poca convicción atacante. Ni unos ni otros arriesgaban más de la cuenta. A pesar de ello, a los nueve minutos, Walter Pandiani gozó de la mejor ocasión (única de su equipo) de la primera parte. Un centro desde la derecha de Manuel Pablo al punto de penalti era recogido por el uruguayo que, después de un buen control con el pecho, disparaba por encima de la portería de Vítor Baía. Esta acción amilanó todavía más a los de José Mourinho en su idea de lograr enlazar una buena jugada de ataque.

Deco y Luque, protagonistas
Ante este panorama desalentador para las vanguardias de ambos equipos, dos hombres se convirtieron en abanderados de sus equipos. Deco, que gozó en el minuto quince de una buena situación de tiro que no supo aprovechar tras una jugada ensayada, por parte del Oporto y Alberto Luque por la del Depor. Pero aún así la tónica se repetía: mucho juego brusco y constantes balones aéreos desde las defensas. Bajo estos parámetros, los gallegos añoraban la clase de Juan Carlos Valerón y recibían un contratiempo: la tarjeta amarilla para Mauro Silva que no le permitirá jugar la vuelta en Riazor.

Lesión de Luque
El partido seguía su curso y no presentaba signo de recuperación alguna. El único que tenía problemas era Paulo Ferreira, lateral derecho del Oporto, que era incapaz de parar las acometidas de Luque por la banda. Finalmente, y después de recibir un par de entradas serias, el catalán tenía que retirarse al borde del descanso por un fuerte golpe en el pie izquierdo. En ese momento se acababan las preocupaciones para la zaga del Oporto.

Todo sigue igual
Esperanzados con la idea de vivir una segunda parte apasionante, los primeros minutos fueron la prórroga de lo anterior. Costinha se quedaba en el vestuario portugués por lesión y la aparición del lituano Edgaras Jankauskas en el ataque luso parecía una señal de que Mourinho buscaba la victoria. Pero Javier Irureta cuadró a su defensa, retrocedió a sus pivotes y se limitó a contener el resultado. En el minuto 55, Benni McCarthy cabeceó un saque de esquina botado por Deco de forma muy inocente. Cuatro minutos después, Valerón y Pandiani estuvieron a punto de dar un susto a la zaga lusa en un buen contraataque de los gallegos.

Balones a Jankauskas
Durante el siguiente cuarto de hora, el equipo portugués hipotecó su centro del campo y el partido se convirtió en un frontón de balones por alto dirigidos al lituano. Aunque los centrales del Deportivo se mostraron ágiles en la marca, el equipo coruñés estuvo a punto de sucumbir a las embestidas lusas. Primero, en el minuto 67, cuando Maniche aprovechó un balón suelto en la frontal e intentó una vaselina que superó a José Francisco Molina y se estrelló en el larguero. Nueve minutos después, Deco puso un gran balón desde la derecha a Jankauskas que Molina tuvo que despejar con muchos apuros. En el minuto 82, Jankauskas gana la partida a Andrade, a la salida de una falta, y su testarazo sale rozando el palo derecho de la portería del Depor.

Expulsión de Andrade
A tres minutos del final, el colegiado expulsó a Andrade por una leve agresión sobre Deco y cuando pasaban cuatro minutos del tiempo reglamentario, el portugués Marco Ferreira cayó en área deportivista en una acción con Mauro Silva. El árbitro no vio nada y amonestó al jugador del Oporto por simular penalti. El partido puso el telón con esa acción. La eliminatoria queda abierta y será el estadio de Riazor quien dictamine qué equipo estará en la final del 26 de mayo.

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