Lionel Messi: de cerca y en persona

Mi primera entrevista con Leo Messi, a finales del verano de 2006, tuvo que ver en parte con un feroz estallido de emociones y su ardiente deseo de ganar más títulos de la Champions League. ¿Te suena?

Estábamos en un almacén barcelonés reformado, detrás de una cortina improvisada. Entonces nadie señalaba su reloj para que nos diéramos prisa en terminar, no había cola para hablar con él. Ah, los viejos tiempos...

Por aquel entonces, hablaba del arrebato que tuvo tras la victoria del Barcelona en la final de la Champions League de 2006 contra el Arsenal en París, su "calentón".

Ya con 18 años había sido uno de los arquitectos de aquella campaña azulgrana en la Champions League. Pero su largo ausencia tras una lesión en los isquiotibiales no terminó de convencer al entrenador Frank Rijkaard para que lo incluyera en la plantilla para aquella final.

Cuando el gol de la victoria de Juliano Belletti desató las celebraciones sobre el terreno de juego, el "calentón" de Messi hizo que se negara a unirse a sus compañeros en el campo, que alternaban entre alzar y abrazar el famoso trofeo.

"Fue un error del que he aprendido. Un arrebato momentáneo de emoción... Si Dios quiere, volveré a la final y tendré la oportunidad de volver a ganar ese trofeo", me dijo Messi.

Bueno, lector, a día de hoy sigue casado con ese concepto.

Incluso después de iluminar el torneo una y otra vez.

¿Recuerdas la asistencia para el gol de Andrés Iniesta en la semifinal de 2009 en Stamford Bridge? Todo el mundo se acuerda del gol, pero fue un pase de Messi.

¿Y aquel cabezazo en la posterior final de Roma? Un pequeño argentino volando entre los gigantes Rio Ferdinand y Nemanja Vidić, haciendo una parábola imposible para el alto Edwin van der Sar...

Yo diría que el mejor gol de la historia de Messi se produjo de camino a la final de Wembley de 2011, cuando se deshizo de la mitad del Real Madrid y batió a Iker Casillas.

He tenido que ampliar mi vocabulario a lo largo de 17 años informando sobre Lionel Andrés Messi. Ha sido un placer desenfrenado. Un privilegio.

Le he entrevistado en pasillos, en un circuito de F1, mientras esperaba para dar una muestra para el control antidopaje, o en los taburetes de un bar cuando echaba humo por algo que había ocurrido justo antes de nuestra charla.

Admirablemente, Messi no ha cambiado realmente en los 15 años transcurridos entre nuestra primera charla y la rueda de prensa de despedida del domingo. Sigue siendo muy emotivo. Sigue obsesionado con ganar la Champions League. Sigue empeñado en acumular tantos trofeos como sea posible antes de retirarse.

Por eso, todo el mundo, salvo quizá los aficionados más acérrimos del Barça, no debería estar "demasiado tristes". Dondequiera que vaya, iluminará su búsqueda de la 'Orejona'. Está garantizado.

Yo estaré atento a cada segundo. Y tú también deberías estarlo.