El Sevilla volvió a reinar
lunes, 24 de diciembre de 2007
Resumen del artículo
La final española entre el conjunto andaluz y el Espanyol disputada en Glasgow coronó a los primeros como campeones por segunda temporada seguida.
Cuerpo del artículo
Quizás, la elegancia española en vestimenta fue dejada por los hinchas en las habitaciones de sus hoteles en Glasgow, como se pudo observar en los aficionados del RCD Espanyol y el Sevilla FC que acudieron al Hampden Park para ver la final de la Copa de la UEFA entre estos dos conjuntos en Hampden Park.
Ambiente
Los aficionados de RCD Espanyol vestían las tradicionales faldas escocesas con los colores azul y blanco, mientras que los del Sevilla FC, y también muchos seguidores del club catalán, se decantaron por las clásicas boinas a cuadros, conocidas en el país del norte del Reino Unido como 'tam o'shanters'. En una noche lluviosa, cubrirse la cabeza parecía la mejor opción. Tam O'Shanter es también el nombre de un famoso poema del poeta romántico Robert Burns, antes de que la gorra fuese popularizada por el actor Russ Abbot. El propio Abbot logró colocar una canción suya, llamada Atmosphere/Oh What an Atmosphere, en el 'top list' del Reino Unido. Y ese tema sería una buena banda sonora para el magnífico ambiente que crearon y vivieron los aficionados españoles.
Sede de grandes partidos
Hampden fue el lugar de encuentro. En el país que tradicionalmente se ha considerado como la casa del fútbol, el más céntrico de los tres estadios de Glasgow albergaba su sexta final europea. Además de ser testigo de muchos de los grandes enfrentamientos entre los dos equipos más grandes de Escocia, el Celtic FC y el Rangers FC, también ha acogido una de las finales de la Copa de Europa más recordadas, el Real Madrid CF - Eintracht Frankfurt, en la que los blancos vencieron por 7-3 en 1960. La última gran cita, con el estadio perfectamente renovado, fue hace cinco años en la final de la UEFA Champions League, cuando se enfrentaron Madrid y Bayer 04 Leverkusen con victoria 'merengue'. 52.000 aficionados pudieron disfrutar de aquel espectáculo.
Buscando la gloria
Los aficionados del Espanyol querían celebrar un título. De la misma ciudad que el FC Barcelona, campeón europeo hace tan sólo 12 meses, el conjunto blanquiazul perseguía su primer trofeo continental para añadirlo a sus cuatro Copas del Rey. Su entrenador Ernesto Valverde fue jugador en la anterior decepción de los ‘pericos’, la derrota ante el Bayer 04 Leverkusen en la final de la Copa de la UEFA en 1988, cuando cayeron en la tanda de penaltis tras vencer por 3-0 en el partido de ida. El Sevilla, que ayer jugaba su segunda final consecutiva de la UEFA, había tenido que sufrir una larga espera para volver a lograr un título. Campeón de Liga en 1946 y de Copa dos años más tarde, tuvo que pasar 58 años en blanco para saborear de nuevo las mieles del éxito el pasado mes de mayo.
La ocasión
Con todo, las faldas escocesas y los rugidos de la afición blanquiazul parecían ser el mejor apoyo para conseguir el éxito, pero el comienzo del partido estuvo en contra de los chicos de Valverde. El heroico equipo que había eliminado a conjuntos de la talla de SL Benfica y Werder Bremen, comenzó menos metido en el encuentro y vio cómo el Sevilla se adelantaba en el marcador. Adriano Correia fue capaz de marcharse de David García y batir con un buen disparo a Gorka Iraizoz, poniendo a los de Juande Ramos con una ventaja de 1-0. Un gol muy 'a la británica', un fútbol conocido por el técnico del Sevilla, y por el que había mostrado su admiración. No en vano, su equipo había sido capaz de eliminar al Tottenham Hotspur FC en cuartos de final, y fue Albert Riera, que militó en un conjunto inglés, el Manchester City FC, quien puso el empate. El extremo dio esperanzas al Espanyol con un disparo con la diestra que batió a Andrés Palop tras tocar en Javi Navarro.
Expulsión
El Espanyol comenzó la segunda mitad intentando transformar su dominio territorial en goles. Dos de sus grandes estrellas en la UEFA de este año conectaron para crear una gran jugada de peligro: Iván de la Peña asistió a Raúl Tamudo, pero Palop desvió su disparo. Riera también forzó una buena parada del meta valenciano. Sin embargo, el Espanyol pronto se vería contra las cuerdas física y psicológicamente. Moisés Hurtado vio su segunda amarilla de la noche tras derribar a Aleksandr Kerzhakov y el Sevilla volvía a tomar las riendas del encuentro. Ya en la prórroga, Frédéric Kanouté parecía sentenciar al rematar a la red un pase de Jesús Navas en el último minuto de la primera mitad.
Héroes
A pesar de todo, Valverde no bajó los brazos. Iraizoz abortó varias ocasiones sevillistas y, de forma casi increíble, el Espanyol sacaba petróleo de una jugada aislada para volver a empatar. Jônatas recogía un rechace en la línea de tres cuartos y avanzaba para sacar un buen disparo que batía a Palop. El Espanyol, por su empeño había merecido la suerte. Con este gol, se sentía fuerte y no se iba a rendir.
Penaltis
El Sevilla se había dado por vencedor demasiado pronto y el Espanyol recobraba la ilusión de súbito. Los diez héroes ‘pericos’ aguantaron el resto de la prórroga y así se llegó a los penaltis. Sin Tamudo y De la Peña en el campo, el Sevilla se perfilaba como favorito en la tanda. A pesar de todo, el conjunto blanquiazul encontró la gloria en la derrota y puede estar muy orgulloso de su actuación en Hampden Park. Los cánticos de “¡Espanyol, Espanyol!” por parte de toda la grada, incluyendo la parte sevillista, así lo confirman.