Alemania vuelve a la cima
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Una emergente Noruega o la anfitriona Italia disfrutaron de momentos brillantes en el Europeo Femenino Sub-19 de 2011, pero fue la selección teutona la que destacó por encima del resto.
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Una precoz Noruega y la anfitriona Italia pusieron su nota de color en el Campeonato de Europa Femenino Sub-19 de la UEFA, pero finalmente fue Alemania la que conquistó el título. En la final, el conjunto germano superó los problemas que hasta entonces había tenido de cara al gol.
El torneo disputado en la Emilia-Romagna no tuvo a Francia e Inglaterra entre los participantes, países ganadores en las dos últimas ediciones. Alemania acabó primera en el Grupo B por delante de Noruega, Holanda y España, mientras que en el otro grupo fue Italia la que dominó.
Encabezada por Melissa Bjånesøy, Noruega accedió a la final con diez jugadoras que todavía podrían disputar el torneo del año que viene, y dos de ellas incluso para el de 2014. La delantera, descubierta por la selección nórdica hace 15 meses, realizó un récord al marcar en cada uno de los encuentros del Europeo Femenino Sub-19 logrando un total de siete dianas, pero Alemania jugó a un nivel espectacular en la final y logró marcar ocho tantos para llevarse el trofeo.
Fue la respuesta perfecta al miedo de la entrenadora Maren Meinert de que se repitiera el enorme desperdicio de ocasiones que tan costoso fue para su equipo un año antes. Sin embargo, durante un tiempo la gran final amenazó con convertirse en su pesadilla. Todo lo que Alemania demostró en una impresionante primera mitad fue un dominio abrumador, y tras sofocar las ambiciones ofensivas de las noruegas, consiguió ponerse por delante con un remate de cabeza de Luisa Wensing.
Lo mismo había ocurrido cuando ambos equipos se habían enfrentado 13 días antes, pero en aquella ocasión, las oportunidades desperdiciadas por Alemania y el acierto de Bjånesøy dejaron un partido mucho más igualado, que finalmente las germanas resolvieron en el tiempo añadido, ganando 3-1. Esta vez no se repitió. Alemania amplió su ventaja poco después del descanso, y a partir de ahí se produjo el vendaval: para cuando Bjånesøy abrió la cuenta para Noruega, ya perdían por 6-0.
El resultado final de 8-1, que supuso una derrota récord en una final, dejó al técnico de Noruega Jarl Torske "avergonzado y humillado", ya que esta era además su cuarta final perdida, a este nivel y anteriormente a nivel sub-18. Su equipo fue superado por un equipo en un estado de forma perfecto. Después de una espera de cuatro años, Alemania regresó a lo más alto.