La lección magiar
lunes, 25 de noviembre de 2013
Resumen del artículo
Se le conoció como el 'Partido del Siglo'. Y es que enfrentaba a los creadores del fútbol con el mejor equipo del mundo en aquella época. El choque entre Inglaterra y Hungría de 1953 permanece en la retina de los aficionados.
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Se le conoció como el 'Partido del Siglo'. Y es que enfrentaba a los creadores del fútbol con el mejor equipo del mundo en aquella época. Puede que los medios británicos exageraran un poco en la previa, pero el choque entre Inglaterra y Hungría de aquel 25 de noviembre de 1953 permanece en la retina de los aficionados.
Hungría, campeona olímpica, llegaba al mítico Wembley sin perder un solo partido en cuatro años. Inglaterra, por su parte, no había perdido en casa un solo encuentro ante un equipo de fuera de las Islas Británicas. Como decía el Sunday Times, "casi nadie estaba preparado para aceptar el fin del de la hegemonía inglesa en el mundo".
El respeto entre ambos combinados se pudo ver en el terreno de juego, donde el seleccionador inglés Walter Winterbottom desplegó su habitual esquema WM. Los visitantes, por el contrario, salieron con un valiente 3-5-2, practicando el fútbol total que Johan Cruyff haría famoso con Holanda dos décadas después. Nándor Hidegkuti actuó de mediapunta por detrás de Ferenc Puskás y Sándor Kocsis.
"Fue una combinación de control de la pelota, velocidad de movimientos y visión de juego. Todo eso se unió para crear un estilo de fútbol tan innovador como práctico. Mucho antes del pitido final del árbitro, la gloria de nuestro fútbol pasado ya descansaba", dijo Stanley Matthews.
Hungría, consciente de su clase y confianza, llegaba al partido con cierta calma, y una reunión previa al partido ayudó a Puskás a relajarse. "Estaba en el vestuario, cerca del pasillo, cuando vi al interior inglés Ernie Taylor, que no era muy alto. Entonces me giré hacia mis compañeros y les dije: 'Escuchad, todo va a salir bien, tienen un jugador que es incluso más bajo que yo'".
Conocido como el 'Comandante Galopante' porque estuvo en el ejército, Puskás encabezó una actuación que dejó a 105.000 espectadores frotándose los ojos. Hidegkuti puso a Hungría por delante pasado el primer minuto, mientras que los locales empataron con un disparo desde fuera del área. Jackie Sewell igualó, pero la tendencia no cambió. Más rápidos, más finos y con mejores acciones, los magiares se colocarán 1-3 por delante en la mitad de la primera parte.
El tercero de esos goles todavía está en la memoria de todos los presentes. Gil Merrick parecía tener cubierto el puesto ante Puskás, al que un jugador inglés muy confiado tildó de "esa pequeña grieta gorda" antes del partido, que se deshizo del capitán inglés Billy Wright con un gran recorte para batir al meta. "Billy Wright se precipitó con su entrada como el bombero que va al fuego incorrecto" se pudo leer en la crónica de The Times.
Pero había mucho fútbol para maravillar antes del final del encuentro, con Hidegkuti completando su 'hat-trick' y con József Bozsik haciendo acto de presencia en la tabla de goleadores para dejar a los ingleses con los ojos como platos. "Vimos un estilo de juego, un sistema futbolístico que jamás habíamos visto antes", afirmó el futuro seleccionador inglés Bobby Robson, que observó con asombro. "Ninguno de esos jugadores significaban algo para nosotros. No conocíamos a Puskás. Todos esos fantásticos jugadores fueron marcianos en comparación con lo que a nosotros respecta".
Para reafirmar el cambio de guardia, Hungría goleó de nuevo a Inglaterra, esta vez 7-1 en Budapest, exactamente seis meses después. Todo llegó en medio de la década de los 50, en la que su única derrota fue la final de la Copa Mundial de la FIFA de 1954. Los húngaros ganaron 42 choques y empataron siete con un balance de 215 goles. Ese día de noviembre de 1953 en Wembley pudo ser el punto culminante con "caballos que tiran de carros frente a caballos de carreras", como dijo el delantero inglés Tom Finney, que se perdió ese duelo por lesión en una noche húngara memorable.