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Otro día de La Bestia

Sevilla FC - AEK Athens FC 3-2
Julio Baptista con dos goles vuelve a ser decisivo, y da el pase a dieciseisavos al conjunto andaluz.

Por Antonio Barragán

El Sevilla FC logró ganar por 3-2 a una correosa escuadra helena del AEK Athens FC, logrando así, una jornada antes de que finalice la fase de grupos, su clasificación para dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA.

"Catenaccio" griego
¿Se acuerda usted de la selección griega que se proclamó brillantemente campeona de Europa este verano en Portugal? ¿Se acuerda del juego ultradefensivo y de ataque directo que le llevó a tal éxito? Pues bien, si es así, usted sabe exactamente cómo planteó el AEK de Atenas su encuentro de Copa UEFA frente al Sevilla. Un fútbol realmente sencillo que le llevó, ya en el minuto 10, a adelantarse por mediación de Nikos Lyberopoulos, que se aprovechó del desconcierto de la defensa sevillista al creerlo en fuera de juego, y libre de marca batió a Esteban.

La electricidad de Antoñito
Pero en el Sevilla había demasiada rabia y ganas contenidas como para dejar marchar a los griegos ‘de rositas’. Sobre todo la ambición se dejaba ver claramente en las botas de Antoñito, quien ha visto cómo su condición bajaba varios peldaños dentro de la jerarquía de delanteros sevillistas, y que fue el mejor del Sevilla en la primera parte. Con una clase exquisita, dotaba de veneno cualquier balón que tocaba en tres cuartos de cancha, y demostraba al AEK que tendría que defender mucho y bien si quería mantener su renta.

Vuelta a la tortilla
Y así, con un Sevilla al ataque capitaneado por Antoñito llegó el 1-1, obra del de siempre, léase Julio Baptista, que lo conseguía de cabeza después del lanzamiento de un córner. Esto dio alas a los locales, y un Antoñito en estado de gracia lograba poco después el 2-1, batiendo con un disparo por la derecha, a Dionisios Chiotis. Este marcador trajo consigo una cierta tranquilidad a las filas sevillistas que veían encarrilado el pase a dieciseisavos.

Jarro de agua fría
Se las prometían muy felices los sevillistas en el descanso, pero nada más salir de la caseta, Stavros Giorgopoulos conseguía el empate a dos y hacía que cambiase el signo de la segunda parte. Tocaba de nuevo al Sevilla atacar a un AEK más italianizado que nunca. Los locales comenzaban así una empresa dificultosa que le mantendría ocupado todo lo que restaba de partido.

Cambio de bandas
Con el propósito de conseguir el gol, Joaquín Caparrós decidió cambiar a sus jugadores de bandas en el 63, inoperantes hasta ese momento, y transcurridos unos minutos, también a Antoñito por Kepa Blanco. El embarullado juego que desplegaba el Sevilla en la segunda mitad cambió algo, y las bandas se volvieron más peligrosas, teniendo como referencia ahora además al gigantón Kepa en el área. Los minutos transcurrían y cuando parecía que el empate sería el resultado final, un penalti sobre el propio Kepa, transformado por Baptista, ponía el 3-2 en el 89, y clasificaba por fin al Sevilla.

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